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Intolerancia: ¿qué (h)emos hecho al respecto?/Armando Alanís

Un asunto emotivo
Originalmente usado para describir actitudes y estilos relacionados con un tipo de música surgida a finales de los años 80’s del siglo XX, el adjetivo “emo” apócope de emotivo, es asociado ahora con una tribu urbana en la que sus miembros intentan parecer tristes; con una actitud sombría y melancólica, se caracterizan por vestir de color negro, con pantalones tipo “pitillo”, ajustados de la rodilla para abajo, maquillaje en los ojos (hombres y mujeres) y un peinado que les cubre la mitad de la cara, algunos se reúnen para llorar, pero los más radicales en ese grupo se autoflagelan, haciéndose cortadas en brazos y cara.

Tal vez esta información no hubiera salido de un pequeño sector que por afinidad y edad conoce a las distintas tribus urbanas, o de otro que por tener otras afinidades y otra edad lo considera como un disfraz de adolescentes; el hecho es que el pasado 7 de marzo, en la Plaza de Armas de la ciudad de Querétaro, un grupo de emos fue agredido por miembros de otras tribus (punks, skatos y darketos), las agresiones se extendieron a otras ciudades como Puebla y el DF, animadas por cientos de mensajes en la red: ligas en newsgroups enviadas masivamente y videos en youtube. Los argumentos para las amenazas y las agresiones, que van desde el robo de identidad hasta la homofobia, por supuesto que no tienen ninguna razón ni justificación, pero son de llamar la atención, ya que viniendo de grupos que basan su autonomía en criterios estéticos, como la literatura y el cine, pero específicamente en la música, se pensaría que existe un dominio o entendimiento de lo cívico, se pensaría también que las contradicciones sociales que esas tribus expresan y la contracultura que representan, superan por mucho el estatus de “identidad juvenil”, pero vemos lamentablemente que no es así, que la intolerancia y la discriminación se han confundido, más bien se han mezclado con impulsos liberadores que contribuyen a desentenderse desmadrosamente de las leyes y los reglamentos urbanos.

El especialista en tribus urbanas, Héctor Castillo, afirma que los emos sólo representan una moda y no son una tribu urbana, pero en el tianguis del Chopo, donde desde hace 27 años conviven respetuosamente todas las tribus habidas y por haber, la opinión generalizada es que las agresiones obedecen a que los emos son la subcultura más reciente, y lo acontecido es parte de su proceso de adaptación y aceptación.

Al spam spam y el mensaje vino
Independientemente de lo reconocible en estos actos, la verdad absoluta es que a pesar de las diferenciaciones adoptadas originalmente como rebeldía a sistemas políticos, por cualquier miembro de una sociedad, en ellas impera ahora un velado racismo, ya insuperable, ya intrínseco, que en cualquier momento (y con ayuda de la publicidad y los medios electrónicos) se potencializa y estalla. La pregunta es: ¿cómo sobrellevar y/o superar esta carga? Habría primero que tachar la palabra “observador” y poner en su lugar “participador”, porque si el origen de este caso fue el caso y, por supuesto, el entusiasmo que se le hace a lo que se lee en Internet, entonces, ¿por qué no nos sumarnos a campañas como la del rescate de la Huasteca, o la de no usar ciertos productos que provocan cáncer, o unirnos a greenpace o a grupos que luchan a favor de los derechos humanos? Tal parece que los tan pregonados valores no se encuentran en el top ten de nuestras vidas, y que nuestras debilidades mediáticas rigen nuestra cotidianidad. Hay que asumir esta situación como un riesgo y confrontarlo de la manera más inteligente; entre más informados estemos de la existencia de grupos e instituciones que piensen, se manifiesten o tengan preferencias distintas a las de nosotros, la fiesta se puede llevar en paz, pero, ¿a quién creerle? ¿A la mercadotecnia creadora de nuevas necesidades?; ¿a la prensa roja, amarilla o rosa?; ¿al ciberespacio, donde todo se puede decir, comprar, vender y exhibir? Sin duda, si acudimos a la reflexión basados en el principio de la convivencia armoniosa, las cosas resultan sencillamente mejores. ¿Cuál ha sido la última reacción en cadena en la que ha participado? Si lo ha pensado un momento y no encuentra respuesta, seguro que hay algo que debe iniciar.

accionpoetica@prodigy.net.mx

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