BORREGO DIXIT            

(Avances de la Rebelión de los Estultos)

¿Por qué Borrego dixit? 

Salvador Borrego

Desde hace algunos meses nuestro amigo Luis Lauro Garza, director de 15diario, quien entre sus grandes méritos tiene haber nacido en Camargo, Tamaulipas, me sugirió iniciara este proyecto editorial bajo el nombre de Borrego dixit, con la idea de que compartiera con ustedes, en forma escrita, las cosas que casi de manera cotidiana comento en las múltiples mesas de café en las que participo desde hace años.

Mis mesas de café son muy diversas. En algunas predominan los políticos, en otras los médicos, en otras los abogados y en otras más hay de todas las faunas revueltas, donde se pude uno encontrar a gente del arte y la cultura, lo mismo que de la vida académica. En algunas hay oportunidad de hablar hasta por los codos, y en otras apenas tengo oportunidad de intercalar, de vez en cuando, un silencio. Finalmente todas tienen su encanto.

Lo que aquí vale la pena destacar, es que un estadístico profesional, como un servidor, cotidianamente está en contacto con personajes de diferentes especialidades, justo coadyuvando en sus tareas más trascendentes de su vida profesional. Cuando alguien desarrolla su tesis doctoral, cuando es candidato a un puesto de elección popular, cuando busca mejorar su desempeño y en general cuando debe decidir sobre algo importante. Nuestra función como estadísticos es potenciar el conocimiento experto, según precisó de manera atinada nuestro guía W. Edwards Deming, el padre de la Revolución de la Calidad traicionada por el ISO 9000.

Potenciar no significa hacer más grande, es como en la aritmética. Si elevamos un número mayor que la unidad sí resulta que potenciar es acrecentar, pero si el número es menor que uno, por ejemplo 0.5, potenciado al cuadrado decrece, pues resulta 0.25. En la vida real ser uno, es ser pieza, es conocer realmente nuestra especialidad. Por ello resulta que los estadísticos a quienes podemos ayudar mucho, es a los que más saben, y a los tontitos hasta les hacemos daño.

Por lo anterior es que nos llaman mucho la atención los expertos, como ya dijimos, entre más sabe una persona de su campo de especialidad, mayor es el beneficio que podemos brindarles; y por lo mismo, también es que nos resultan del mayor interés los que estando en un campo de especialidad en calidad de expertos, resulta que no lo son tanto. Políticos encumbrados que no entienden mucho de política, expertos en calidad, seguridad, educación, etcétera, que no entienden lo básico de sus campos,  y que sin embargo de pronto se encumbran.

Consecuencia de lo anterior es que sean ese tipo de personajes, los supuestos expertos, y las situaciones en que se involucran, uno de los temas recurrentes en las mesas de café. Es claro que en un país como el nuestro la indignación cede el paso a la hilaridad, y por ello se tornan festivas, reuniones informales que bien podrían ser de amargura o insurgencia.

A este fenómeno descrito, en las mesas de café lo bauticé con el nombre de La Rebelión de los Pendejos, de ahí que eufemísticamente hayamos utilizado el término Estultos, para no desentonar mucho con las elegantes plumas de nuestros compañeros de 15diario.

En este punto quisiera recordar a nuestro querido maestro don Hermenegildo Torres, presidente del PUP (Partido Único de Pendejos), el cual postulaba que todos somos pendejos en algo, cuando en realidad lo somos en casi todo. Por ello, él sentenciaba: es mejor aceptar ser un pendejo, que porfiar en necedades que lo confirmen.

Sin embargo, a nosotros nos interesa un tipo especial de ellos, los que se mueven en el mundo moderno como expertos sin serlo, que han tendido un éxito increíble e insospechado, y conforman en muchos ámbitos una rebelión triunfante.

 Hasta la próxima, con un aspecto más de los avances de esta rebelión.

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