Mexicana de Aviación y Diego

Carlos Manuel Sabines

Los barones del dinero no tienen llenadera y así hacen trapacerías al revés y al derecho. Veamos el caso de Mexicana de Aviación.

Siempre se supo, porque era vox pópuli, que Gastón Azcárraga, propietario de un hotel de la ciudad de México, en los tiempos de la campaña de Fox y ante la carencia de recursos para pagar lo correspondiente a habitación, alimentos, y los servicios que el hotel presta a sus clientes, le otorgó un crédito abierto para que tanto él como su entonces empleada Marta Sahagún y quién sabe cuantas personas más, pudieran gozar de los privilegios de vivir sin pagar... por ese momento.

A la vuelta de los tiempos, después de asumir la presidencia, Fox ordenó una venta de garage en la que Mexicana era codiciada por Gastón y a quien le fue concedido su deseo, en un precio que en ese entonces se antojaba ridículo.

Tiempo pasó y al no poder pagar el precio convenido, Gastón acudió a su amigo para que le sacara las castañas del fuego y le otorgara un préstamo para hacer frente a las cantidades adeudadas.

Ahora nos enteramos que las deudas ahogan a la empresa, entre ellas un pasivo por 88 millones de pesos, por concepto de uso del aeropuerto a GAP, parte vencida y parte por vencer, por lo que las opciones son: reducir el costo laboral, despidiendo empleados, o que los trabajadores se conviertan en dueños, o que entre en proceso de concurso mercantil, eufemística denominación para decir que, más tarde que temprano, se presentará en quiebra, con lo que el mejor postor sería el nuevo dueño.

En realidad no es de creerse que Gastón no pueda pagar, más bien se trata de otro caso en que las empresas están en quiebra, mientras los dueños nadan en la opulencia.

El tráfico de influencias y los afanes para hacerse de dinero, la ambición y codicia, no tienen horario, ni calendario, ni se sujeta a eventos circunstanciales. Es el caso de Diego que, como todos sabemos, atraviesa por una situación difícil de definir y que además es socio de Lozano Gracia y Fauzi Handam.

Lo anterior no elimina la necesidad del dinero para pagar el rescate, dirán algunos, y que el bufete patrocine a un empresario de Baja California que interpuso un juicio para apoderarse de 220 hectáreas, dice la información de un cotidiano. Se trata de Luis Agustín Cetto, vitivinicultor del área de Tijuana y propietario de la marca de vinos de mesa L.A. Cetto.

Por cierto, esa frase en la carta de Diego a su hijo, en la que le dice “cualquier consejo de que le hagas al pobre, sería fatal”, es muy ilustrativa.

Los quejosos, los supuestos propietarios reales del predio en litigio, dicen que “se trata de un caso claro de prevaricato y de tráfico de influencias” y que “mediante prácticas jurídicas de dudosa autenticidad, normatividad y legalidad, se les pretende despojar de terrenos adquiridos legítimamente por medio de compra a la nación por conducto de la SRA, que les entregó títulos de propiedad”.

El Cid Campeador ganaba batallas después de muerto, defendiendo la verdad y a los pobres; y Diego, sin haber muerto, también gana batallas, pero al revés.

Como se publicitó en los medios, el 75 por ciento de los maestros que presentaron una prueba, reprobaron. Sin embargo, la inefable Gordillo Morales explicó y  justificó el pésimo desempeño de sus muchachos con una frase para las crónicas: “este no es un examen para reprobar o aprobar; pretende elegir a los mejores”. Con lo que cabe preguntar, ¿cómo estarán los peores?

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