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21 octubre 2010
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ANÁLISIS A FONDO
Francisco Gómez Maza

Vuelve la maquinita a producir dinero

Dinero no respaldado por producción, dinero maldito
Y México no está exento de seguir a los Estados Unidos

mDesde el secretario de Hacienda hasta el presidente Felipe Calderón están convencidos, o quieren engañarse, de que la economía mexicana está blindada frente a la recesión estadounidense que no acaba de convertirse en una recesión rebasada. La creación de empleos, el desempleo, son un síntoma de que a los vecinos del imperio no les están saliendo bien las cosas, tanto que las autoridades han prometido imprimir más dinero, que ya sabemos no corresponde a los bienes y servicios producidos y que circulan en los mercados de distribución y de consumo.

El gobierno de México, siguiendo las recetas de los neoliberales se niega a echar a andar la maquinita de hacer pesos porque es altamente inflacionaria, ce acuerdo con la escuela del neoliberalismo. Los cepalino, de la Comisión Económica para América Latina no tienen ningún reparo en fabricar billetes para darle liquidez a la economía sobre todo de los bancos y de todo el sistema financiero. Al imprimir más dinero le está dando al Congreso una excusa para evitar recortes fundamentales sobre todo en materia de impuestos. 

El Congreso de Estados Unidos se enfrentará a un tren fuera de control en cuanto a gastos e impuestos, cuando vuelva a sesionar después de las elecciones. La solución es contener a ambos —especialmente los US$6 billones (millones de millones) en incrementos tributarios que se aplicarán a partir del 1 de enero— para restaurar la confianza de las empresas y ayudar al crecimiento del empleo, de acuerdo con expertos financieros de The Wall Street Journal. En cambio, lo más probable es que el Congreso no haga nada y cuente con que el banco central inunde la economía con más dinero.

 En su discurso en el Banco de la Reserva Federal de Boston, el viernes pasado, el presidente de la FED, Ben Bernanke, prácticamente prometió hacer eso reanudando las grandes compras de bonos del Tesoro que fueron realizadas para ayudar a detener la crisis financiera de 2008. Es una enorme manipulación de las tasas de interés de largo plazo que fija el gobierno y del dólar que la Fed (el banco central del sistema monetario de los Estados Unidos de Norteamérica) solamente debería considerar en la peor de las emergencias nacionales o con una autorización específica del Congreso.

Bernanke argumentó que la mayor parte del alto desempleo actual es cíclica y por lo tanto susceptible a estímulos monetarios. Pero lo que no reconoce el banquero central es que una política que expulsa trabajadores al por mayor y no crea empleos es una economía en recesión que sólo privilegia a los detentadores de los grandes medios de producción y a sus carteras personales, que generalmente van a parar a los paraísos fiscales. "Vemos poca evidencia de que la redistribución de trabajadores entre industrias y regiones sea particularmente pronunciada con respecto a otros períodos de recesión", sostuvo, aceptando tácitamente mi criterio al respecto, "lo que sugiere que el ritmo de cambio estructural no es mayor de lo normal". Esto ignora las crisis vinculadas a los impuestos, las regulaciones y el gasto federal que están vapuleando a los trabajadores y a las pequeñas empresas. En realidad, los trabajadores están siendo redistribuidos, millones de ellos.

Debido al caos hipotecario, no se están moviendo tanto como en otras recesiones. Pero la redistribución estructural está claramente empujando a los trabajadores más viejos al desempleo de largo plazo. Y los trabajadores más viejos no tienen las más mínimas oportunidades de recuperar sus puestos de trabajo porque el capitalismo no reconoce ni toma en cuenta la experiencia de los veteranos.

Mientras tanto, hay otro poderoso redireccionamiento del crédito que se aleja de las pequeñas empresas. Los empleos en las grandes empresas y en el gobierno están resistiendo mejor que los de los pequeños negocios, otro cambio estructural importante que las compras de la FED exacerbarán al canalizar el crédito barato a las compañías de mayor tamaño.

Los empleos se están yendo a Asia a medida que la política de Washington de tener una moneda débil provoca que miles de millones de dólares se vayan al exterior para protegerse del riesgo de la inflación en Estados Unidos de Norteamérica y de la depreciación del dólar. Los inversionistas ponen su dinero en fábricas extranjeras, minas y trabajadores, creando un auge en otros países. Evitan las inversiones de largo plazo que crearían empleos en territorio estadounidense y en su lugar compran títulos de corto plazo del gobierno estadounidense, que son los más redituables.

Ya sea bajo gobiernos republicanos o demócratas, el consenso en Washington durante una década ha sido "emita y gaste". Cuando esto no da resultado, la receta de Washington ha sido duplicar la dosis: más relajamiento monetario y devaluación del dólar, y siempre más gastos del gobierno. La FED, en particular, se ha acostumbrado a subsidiar la toma de préstamos por parte del gobierno al mantener las tasas de interés demasiado bajas, lo que distorsiona los flujos de capital y alimenta las burbujas de activos. Al sostener que la mayor parte del desempleo es cíclica y no estructural —y al no mencionar ni una vez el declinante dólar o las ganancias de las pequeñas empresas—, Bernanke ha demostrado que el banco central tiene anteojeras puestas. En su discurso, Bernanke citó el declive del índice de precios subyacente del gasto en consumo personal, o PCE, (que utiliza el índice de precios para el consumo personal, pero excluye los volátiles precios de la energía y los alimentos) como evidencia de que las tendencias inflacionarias están bajo control. Éste es el mismo indicador que toma en cuenta el pasado que el ex presidente de la Reserva Federal, Alan Greenspan, utilizó para defender su desastrosa política de bajos intereses y dólar débil entre 2003 y 2006. La realidad es que la inflación PCE subyacente es regularmente revisada hacia arriba a medida que el gobierno toma en cuenta apropiadamente el creciente precio de algunos productos nuevos y populares.

Así que la inflación es subestimada y la FED comete errores basándose en ese error de cálculo. La defensa pública que hace la FED de las compras de bonos ya ha debilitado el dólar. Y los cerca de U$S100,000  millones anuales en ganancias que está haciendo con sus inversiones son a expensas de los ahorristas que tienen que competir con la FED para hacerse de bonos.

El presidente Barack Obama y Bernanke intentaron la política de "emitir y gastar" con incrementos de billones de dólares durante 2009 y 2010, sin que haya ninguna mejora perceptible en el desempleo (situación en la que están casi 27 millones de personas, contando el subempleo) o en los planes de inversión de las pequeñas empresas, que están casi en su nivel más bajo desde que se lleva registro de este indicador, según el sondeo de septiembre de la Federación Nacional de Empresas Independientes. Una pulmonía en los pulmones del sistema financiero estadounidense, puede causar fibrosis pulmonar en los de la economía mexicana, aunque lo niegue el señor Agustín Carstens, secretario de Hacienda de México. Pero la prioridad del presidente Calderón no es la economía, sino la guerra contra el narcotráfico y la delincuencia organizada.

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analisisafondo@cablevision.net.mx

 

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