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13 Diciembre 2010
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LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
Prepa impreparada
Edilberto Cervantes Galván

La Cámara de Diputados del Congreso de la Unión aprobó, por unanimidad, reformas a la Constitución que dan carácter obligatorio y gratuito a la educación media superior.

Con esta reforma se busca resolver un problema de cobertura, ya que se estima que en la actualidad quedan fuera, por falta de cupo, alrededor de 2.7 millones de jóvenes.

También se plantea la necesidad de elevar la escolaridad promedio de los mexicanos hasta los doce años, para poner a México a la par de las naciones desarrolladas.

Con esta decisión se reitera la política educativa histórica del gobierno mexicano que pone el énfasis en la cobertura (en la cantidad) y descuida o no pone atención en la calidad.

No obstante, el énfasis en la cobertura se instrumenta de manera muy lenta. Pasaron casi 40 años para lograr la capacidad necesaria en la primaria y la secundaria (apoyándose en los sistemas abiertos y en otros esquemas informales). Con la Prepa, si se cumple lo prometido en cuanto a recursos económicos, en diez años se logrará la meta de brindar educación media superior a quien lo solicite (considerando los sistemas abiertos seguramente); para algunos observadores ese plazo se puede alargar a veinte años.

De acuerdo a los resultados del último Censo de población y las tendencias que se observan para los próximos lustros, es ahora en esta década en la que se presentan los “picos” del grupo de edad que corresponde a la educación media superior.  

De cualquier manera, se calcula que para cuando México alcance los doce años promedio de escolarización  ya los países desarrollados habrán avanzado otro tanto. Lo cual quiere decir que seguiremos en rezago. Sin embargo más vale tarde que nunca, y si ahora se empieza a ampliar la oferta educativa pues qué mejor. Claro que, como sucede con la educación básica, para las “comunidades rurales y alejadas de los centros urbanos y las zonas en las que no haya (sic) sido posible establecer infraestructura … se establecerán los programas especiales que se requieran”. Pasará entonces que las comunidades indígenas y otras comunidades rurales seguirán recibiendo servicios “especiales” (tal vez no sea tan malo). 

Para instrumentar la reforma se mantiene el centralismo en la determinación de planes y programas de estudio. Corresponderá  al gobierno federal realizar los diseños y lo más probable es que se opte por la unicidad en los contenidos, perfiles y criterios. Esto ya sucede en la educación básica, en la educación superior se está impulsando un solo modelo y estrategia de desarrollo y ahora se plantea lo mismo para la media superior; casi no hay espacio de política educativa  para los gobiernos estatales y para la comunidad en general. Una sola currícula, para establecer un estándar nacional, parece adecuada, sin embargo sería conveniente considerar variantes que atiendan las particularidades regionales  (en los contenidos, en los enfoques y puntos de partida).

Con esta reforma no se está atendiendo el grave problema (actual) que representan las altas tasas de deserción y reprobación que se presenta en los muy diversos tipos de educación media superior. Una alta proporción de los alumnos de la educación media superior es reprobada y deserta en los primeros semestres. Así que, es cierto, una parte del problema son los jóvenes que “por falta de cupo” no reciben la oportunidad y otra la que representa una falta de capacidad para lograr que los alumnos que ya ingresaron  aprendan lo que deben aprender para acreditar.

Es una ineficiencia del proceso educativo que provoca que miles de jóvenes, no sólo pierdan la posibilidad de la prepa sino también la de alcanzar la educación media superior; son muy pocas  las salidas laterales (como las opciones tecnológicas). Surge así la condición más propicia para alimentar el problema social de adolescentes y jóvenes que no estudian ni trabajan, que se calculó en 7 millones hace algunos meses. El fracaso escolar masivo no puede explicarse de otra manera que como una falla sistémica, que tiene que ver con métodos de enseñanza aprendizaje.  

Hace algunos años se decidió hacer el Pre-escolar obligatorio. A la fecha su instrumentación es incierta, por decir lo menos.

Por ello es que la solución a los problemas de la educación no es un asunto sólo de dinero, espacios y servicios. El reto importante es lograr que los alumnos, desde la primaria, en la secundaria, en la media superior y la superior aprendan lo que deben aprender y lo puedan acreditar.

Las evaluaciones internacionales (PISA de la OECD) y las nacionales como el examen de ENLACE (de la SEP) demuestran que, en los últimos diez años, por lo menos, no se han establecido estrategias educativas efectivas para superar los bajísimos niveles de aprovechamiento que muestran los alumnos de la educación básica. Se ha empezado a aplicar un examen en el nivel medio superior con resultados que corroboran el desastre académico.

El sistema educativo mexicano reclama una renovación y reestructuración a ese nivel: a nivel sistémico. La histórica estrategia de remiendos y adiciones no ha dado resultado.

¿Qué futuro le espera a México si los niños y jóvenes, en su gran mayoría, muestran insuficiencias serias en Español y Matemáticas? Y esto, porque sólo en estas materias ha habido una continuidad en los exámenes para evaluación en todo el sistema desde hace años. Ya se sabe también la debilidad en el aprendizaje de las ciencias. También en Historia.

Con mexicanos que no saben leer y comprender lo que están leyendo, que no solucionan problemas simples de matemáticas, que no conocen su historia (esa, la del Bi-centenario tan celebrado) y poco aprenden de ciencia, qué futuro se está construyendo. ¿Es algo que no saben las autoridades?

La política educativa carece de conciencia, imaginación y deseos de mejora. Poca ciencia y poca tecnología en la educación mexicana.

 

 

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