HORIZONTE CIUDADANO
La falla educativa
Rosa Esther Beltrán Enríquez

La educación debe consistir
en sembrar en el espíritu aquello
que nos da fuerza para vivir:
la dignidad, la libertad, el valor.
José Martí

Saltillo.- El diccionario define una falla como la fractura que los movimientos geológicos han hecho en un terreno. Considero pertinente asimilar esa definición a lo que ocurre con la educación nacional y estatal.

Desde hace 20 años se dice que México es un país de reprobados y a partir de entonces, la investigación educativa ha probado que vivimos en una catástrofe silenciosa diaria en los salones de clases, sin ruidos ni testigos: los niños no aprenden lo que debían aprender y los maestros no enseñan lo que debían enseñar, pero nadie levanta la voz, en Coahuila no hay quejas, la educación no es materia de preocupación pública.

No obstante, a nivel nacional, en el siglo XXI se percibe que en la opinión pública hay ciertos cambios. Conforme se presentan las evaluaciones negativas internacionales sobre la baja calidad de la educación, se va dejando atrás el silencio y se nota en algunos sectores de la sociedad un cierto escándalo, aunque muchos estratos sociales consideran satisfactoria la educación que reciben sus hijos en educación básica, sin embargo, crece la conciencia sobre la urgencia de exigir, calidad educativa.

Hasta ahora, desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari hemos asistido a varias, “revoluciones educativas” que no han llegado más allá de la retórica, los cambios del sistema educativo han sido cosméticos, superficiales.

En la tradición pedagógica, pretendidamente neutral, se impuso un modelo que no fue analizado, ni evaluado, tampoco innovado, de manera que las políticas educativas privilegian mayormente lo cuantitativo sobre lo cualitativo y la educación avanza desconectada del desarrollo socioeconómico en general.

Con la alternancia política en el 2000, los gobiernos del PAN no buscaron poner en práctica las reformas educativas estructurales, al contrario, han otorgado a la lideresa del SNTE, Elba Esther Gordillo, un poder sin precedentes mediante el cual han cancelado el cambio.

En Coahuila hay 618 mil 657 alumnos en educación básica, 27 mil maestros y 4 mil 276 escuelas (5° Informe de Gobierno) y la educación básica este año comenzó con grupos sin maestro. Vanguardia reportó varios grupos en una escuela en esa circunstancia, pero no fue la única, hay otros casos, por ejemplo, la primaria, Eulalio Gutiérrez Treviño, todavía tiene grupos de sexto grado sin maestro.

Pero además, aquí existen escuelas primarias en las que se ha hecho costumbre que la semana escolar sea de 4 días, no de 5, trabajan de lunes a jueves y el pretexto es que los maestros tienen que asistir a cursos de superación y actualización, los cuales no pueden ser los sábados ni en otro horario.

También resulta asombroso que los maestros que presentaron el Examen Nacional de Habilidades y Conocimientos Docentes, con sólo 3 por ciento de aciertos quedarán en la lista de elegibles para obtener una plaza, así, ¿cuándo va a mejorar la educación?

Por eso, los expertos recomiendan para logar elevar la calidad educativa, cumplir las horas clase, evaluar a maestros, consolidar la cultura de seguridad, además, dado que la brecha tecnológica sigue siendo muy amplia entre escuelas públicas y colegios, actualmente, en promedio, en una primaria pública hay una computadora con acceso a internet por cada 74 alumnos, mientras que en cada privada es una por cada 10.

La SEP ha establecido desde hace años programas para lograr el uso de nuevas tecnologías mediante, Enciclomedia y el programa, Habilidades Digitales para Todos, que han representado gastos millonarios de equipamiento, pero los resultados han sido cuestionados. Algunos expertos coinciden en que falta dar una fuerte capacitación a los maestros para sacar provecho de estos recursos.
Se insiste también en la necesidad de implementar las jornadas amplias porque 4.5 horas clase no son suficientes para ver todos los contenidos educativos, por eso en varios estados del país se están ampliando las cifras de escuelas con jornada amplia que se instalan, principalmente, en secundarias de zonas vulnerables; igualmente se insiste en cumplir al menos con los 200 días de clase que el calendario escolar establece e incrementar la enseñanza del inglés.

La urgencia del cambio educativo en Coahuila parece no calar; mientras el mundo está en un proceso de trasformación permanente y acelerada, aquí la resistencia al avance es férrea, tenaz, no hay indicios de enmendar la falla educativa.

rosaesther80@gmail.com

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