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3 de marzo de 2010

15diario.com
Kultur

Los poemas de Tsin Pau, reconocimiento a la tradición china

(Entrevista a Carlos Montemayor)

 

Carlos Montemayor comenzó a trabajar los poemas de Tsin Pau diecisiete años después de haber conocido a los poetas chinos de la Dinastía Tang. Del libro editado por el Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, el Instituto Chihuahuense de la Cultura y Alforja, Arte y Literatura, titulado precisamente Los poemas de Tsin Pau, nos habla el Premio Fundación México Unido a la Excelencia de lo Nuestro.

 
En el libro “Los poemas de Tsin Pau” y en otros más de su autoría parece que la neblina y el paisaje son elementos imprescindibles.
Tsin Pau es personaje de un libro de cuentos Las llaves de Urgell (Premio Xavier Villaurrutia, 1972), pero en esta ocasión lo consideré como poeta y no como estudiante de la capital del imperio que aspiraba a la gubernatura de una provincia. He tenido la oportunidad de acercarme a la poesía de la Dinastía Tang por algunos amigos chinos. Mi estancia en China hace ya algunos años me envolvió por la presencia de la neblina. A mí, la neblina me atrae mucho, porque me obliga a concentrarme de otra manera, en un sentido corporal, espiritual.

En Parral, Chihuahua, los inviernos suelen ser poderosos y la neblina es permanente. Me he encontrado con neblina en otros sitios y en otros momentos , como en China. Los paisajes que voy describiendo en Los poemas de Tsin Pau vienen de distintas regiones. Los fui escribiendo a lo largo de algunos viajes que realicé a Italia, en las montañas que dividen la zona de Bolonia y Toscana, ahí donde existe una pendiente muy pronunciada y en la que sentí que no me estaba esforzando en caminar, sino que cargaba mi propio cuerpo.

Cuando hablo de las nogaleras y cerezas, bueno, cerezas no hay en Chihuahua, recuerdo las fiestas de mi padre y el paisaje de mi infancia. Si escribo sobre la nieve, me estoy refiriendo a una nevada que me tocó presenciar en el Museo de Pittsburgh. En el poema La noche, que son dos versiones, me llegó muy cerca de Pisa, Italia. Sentí que algo me estaba llamando atrás, y no era muy rulfiano el silencio y la noche.

Esta libertad de escribir con sencillez me ayudó a ser libre y escribir sobre temas directamente humanos. Como si fuera otra persona me surgió personificar a Tsin Pau. Confieso que soy yo mismo, nada más que ubicado en esa tradición china milenaria, como un breve homenaje.

El poeta chino Du Fu mantiene un paso constante en los personajes de su obra, incluyendo novelas, ensayos y poemarios, en el sentido poético de acercarse con pasión a la pobreza de los campesinos. ¿Es así?
Me siento muy identificado con él por la cercanía que tuvo con el campo, los desheredados y con su crítica objetiva a las injusticias. A mí me sorprende el realismo de su poesía, y que después de milenios se pueda sentir su presencia física. Lo tomé de inmediato como un patrimonio personal, y ahora que lo dice es muy posible que me haya sorprendido anteriormente sin darme cuenta cabal que no solamente me identificaba con esa poesía directa, sino también con una posición política. Du Fu es uno de mis colegas del pasado, maestro literario y ejemplo político.

Después de más de treinta años regresa Tsun Pau que aparece invisible en las dos versiones del poema “La noche”.
Son centrales en el libro estos poemas de Tsin Pau. No hay mención a ningún nombre chino, y aunque no existe apoyo en ese sentido, el lector puede sentir que hay una continuidad. Estos dos poemas poseen una intención peculiar que tiene que ver con otro poema mío, que dice más o menos así: todo cuerpo recuerda la tierra en que nació. La sensación de lo ya vivido es lo que pretendo que se asuma con las dos versiones. Como que algo está movido o fuera de foco. En ese ligero movimiento es como decir ya he estado aquí.

En el poema La ventana se percibe que el libro comenzaba a concretarse. La ventana fue uno de los primeros poemas. Ahí trato de relacionar la luz del día con el despertar súbito e imprevisto de la mujer.

¿Cuando está usted a solas piensa en Parral, en los ríos, huertos, bosques, así como lo describe en el poema “La fiesta”?

A mí me ha afectado la muerte de mis padres. Mi madre falleció hace muchos años y con esa pena escribí varios poemas que llevan por título Memoria y son textos que se refieren a Parral. Cuando desapareció mi madre escribí un poema en el que voy describiendo una hiedra. En esa misma serie de Memoria estoy con mi padre y hablo con él de la plata, cuya veta es negra, de la oscuridad y de los mineros. Una de mis hermanas vive fuera del país y cuando llega y nos reunimos con nuestros hijos y ahora con mi nieto, hacemos unos recuerdos formidables, nos reímos mucho y estamos muy contentos en una gran fiesta. De estas reuniones viene el recuerdo de mis hermanos, de mi padre, del guitarrista que en el poema La fiesta toca el laúd. Es el aliento de la dicha de los hermanos y la familia. He tenido siempre una pasión por mi tierra, árboles, ríos y también por mis amigos.

En el poema “La espera” se conecta el cielo con la tierra.

Empezamos en la bóveda celeste y terminamos en la tumba. Es un ciclo de lo vivo. Es el caso los gansos salvajes que se van y queda desolada la tierra para después reverdecer. Me pregunto si tendremos la oportunidad de vivir de nuevo. Al final del poema retrato la muerte de un niño, que es algo más intenso. Mi hermano murió cuando era muy pequeño y mi segundo hijo también. Son referencias íntimas que a partir de la vida y el círculo familiar aparecen como una cosa natural.

¿Qué libros son los que tiene en prensa?

Está por publicarse mi novela La fuga, que forma parte de algo que veo como una tetralogía. En Las armas del alba uno de los personajes es Ramón Mendoza, en La fuga uno de los dos protagonistas es Ramón. Digamos que forma parte de una cadena que se inicia con Las armas del alba. En La fuga narro la estancia de Ramón en las Islas Marías y su travesía por el océano con un compañero tabasqueño. Otros materiales que estoy trabajando son de otra faceta del propio movimiento campesino de la sierra, pero ahora visto desde una perspectiva femenina, en la que intervienen niñas, madres y esposas. El 14 de octubre se presentará el Diccionario de Nahuatlismos que yo coordiné, publicado por la Universidad Nacional Autónoma de México y la Secretaría de Cultura de la Ciudad de México.
Tomado de la página de Conaculta


Carlos Montemayor, poeta, novelista, ensayista y traductor ha recibido numerosos reconocimientos nacionales e internacionales. En Francia, el Premio Juan Rulfo de Radio Francia Internacional (1993) por su cuento Operativo en el Trópico; la Medalla Roque Dalton, en reconocimiento al valor crítico y social de su obra (2003); en Italia, el Premio Literario Giuseppe Acerbi de Castel Goffredo (2004), por Danza del serpente, título de la traducción italiana de la novela Los informes secretos. En México ha recibido el Premio Alfonso Décimo de Traducción Literaria por el conjunto de su obra como traductor y el Premio Ciencias y Artes 1993 del Estado de Yucatán por su apoyo a la literatura actual en lengua maya. Entre sus libros publicados: Guerra en el paraíso, Mal de piedra, Las minas del retorno y Chiapas. La rebelión indígena de México. Y apenas el domingo pasado acaba de fallecer.

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