Monterrey.- El pasado 6 de junio se conmemoraron los 81 años del ‘Día D’ de la Segunda Guerra Mundial. Nombre clave con que dio inicio la invasión de Normandia por parte de la Fuerza Expedicionaria Aliada, comandada por el general estadounidense Dwight D. Einsenhower, con el objetivo de abrir el frente occidental europeo de combate contra la Alemania del Tercer Reich. Célebre fecha que ha sido mistificada por el cine hollywoodense como el momento crucial en que el ejército norteamericano, por mérito propio y casi exclusivo, provocó la consiguiente derrota del nazismo.
Curiosamente, este mismo 6 de junio pasado dio inicio lo que, en clara alusión cinematográfica y excesiva, las redes sociales han llamado: ‘La Batalla de Los Ángeles’, en California, EUA. Día en que se desataron una serie de manifestaciones y disturbios en protesta contra las redadas antinmigrantes llevadas a cabo por el ICE (Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de EUA) en la metrópoli californiana. Protestas que han continuado ininterrumpidamente por más de cinco días en una ciudad que el 4 de diciembre de 2024 se declaró oficialmente como ‘santuario’ para la migración (DW, 05/12/2024).
En esa fecha los concejales de Los Ángeles aprobaron una ordenanza municipal en la que se prohibió la utilización de recursos y personal de la ciudad para implementar las leyes federales en materia migratoria (DW, 05/12/2024). Es decir, las autoridades y presupuesto de Los Ángeles no han sido emplazados para apoyar los operativos de detención de ICE durante la administración Trump. A falta de información verificable sobre operativos previos de ICE en California, bien pudiéramos considerar que las redadas del 6 de junio fueron parte de un acto calculado de provocación y con dedicatoria a las demás ‘ciudades santuario’ en toda la unión americana.
Además de también ser un distractor de la reciente disputa Musk-Trump, esta situación igualmente ha servido para incentivar la confrontación política entre Trump y el gobernador demócrata de California, Gavin Newsom, con la intención de ir definiendo las preferencias electorales hacia 2028. Es indudable que Trump pasó por alto la autoridad constitucional de Newsom al ordenar unilateralmente el despliegue de la Guardia Nacional en Los Ángeles –los cuales ya suman 4 mil elementos, más 700 marines–. Despliegue militar que Trump ordenó de forma apresurada y desmedida, sin siquiera confirmar si las fuerzas policiales locales y estatales hubieran sido rebasadas por los manifestantes, y quienes en mínima proporción han realizado desmanes muy focalizados, pues la gran mayoría de ellos se han expresado pacíficamente.
Aunque una minoría de manifestantes hayan atacado directamente a los agentes de ICE y hayan realizado destrozos en propiedad pública –todo lo cual es magnificado por los medios de comunicación, especialmente por los medios protrumpistas–, debemos preguntarnos si esto es comprensible como la expresión de una “justa rabia” y una “justa defensa” ante la violación flagrante de los derechos humanos de los inmigrantes por parte de ICE. Cuyas redadas ya se posicionan como la afirmación de una genuina política intimidatoria de control poblacional. Una política de acecho y cacería dirigida a todos aquellos que son considerados como indeseables. Los agentes de ICE, embozados, aterrorizan a los migrantes y separan sus familias de manera forzada. Así vemos como la violencia y el miedo programáticos son los sellos distintivos de Trump y la ultraderecha.
Esta forma particular de control poblacional recuerda, en cierta medida, a las políticas antisemitas de la Alemania nazi, en donde se expidieron leyes y se implementaron acciones destinadas a tratar de manera excepcional a la población judía, sin respeto alguno por sus bienes, su dignidad y su vida; ya que eran vistos como los causantes de los males y desgracias de los alemanes. La cuota establecida por Trump de deportar a 3 mil migrantes al día, también recuerda a la bien aceitada maquinaria burocrática nazi que sólo contabilizaba números, no personas, pues no las consideraban como seres humanos.
Es coincidente que Trump haya descrito las protestas en Los Ángeles como la continuación de una “invasión extranjera”, dadas las banderas que se han mostrado en medio de los tumultos y que identifican el origen de algunos de los manifestantes, a los cuales también ha calificado de “insurrectos” (Democracy Now, 11/06/2025). Ante esto y con total descaro, Trump reafirma que seguiremos atestiguando, impotentes, las violentas e ilegales invasiones diarias que realiza ICE en centros de trabajo, en hogares, escuelas e iglesias, vejando a hombres, mujeres y niños sin miramiento alguno, pues, para él, todos son criminales por igual. Y así deben ser tratados, deben ser esposados y expulsados por la amenaza social que representan, deben ser purgados de EUA. ¡Vaya nefasto desplante político y moral!
Contrario a la postura de Trump, quien probablemente esté convencido de cumplir con una misión patriótica –y tal vez “divina”–, los manifestantes de Los Ángeles hicieron honor a una fecha definitoria de la historia moderna de los EUA, 6 de junio: día de la lucha irrenunciable contra cualquier forma de fascismo que se ensaña con los más débiles de la sociedad, precisamente, por su estatus civil y legal.
Y si sobre esta fecha especial he llamado la atención, esperemos a ver lo que sucederá este sábado 14 de junio, día en que Donald Trump celebrará su cumpleaños 79 presidiendo el desfile militar del 250 aniversario del ejército, al mismo tiempo que se realizarán más de un millar de manifestaciones en su contra por toda la nación y bajo el lema: ‘No Kings. Día nacional de desafío’.
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