RODRIGUEZ29112024

DIARIO DE CAMPO
Migrantes de pie
Luis Miguel Rionda*

All men are created equal.
Thomas Jefferson

Guanajuato.- Los trabajadores inmigrantes en los Estados Unidos están reaccionando con valentía y pundonor a las políticas agresivas, discriminadoras, racistas y arcaicas de la administración Trump. Es increíble que un gran país, como los Estados Unidos de América, cuna de la democracia liberal y representativa contemporánea, que asumieron en su declaración de independencia el principio de que todos los hombres son creados iguales, dotados de ciertos derechos inalienables, como la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad, abrace hoy los contraprincipios de la supremacía racial, el rechazo a lo diferente y la exclusión de los beneficios del esfuerzo conjunto.

El nieto de inmigrantes Trump profesa una falsa conciencia: la del “nativista” que considera que sus derechos de primacía en el tiempo justifican su rechazo a los recién llegados. Si el criterio de “primero en tiempo, primero en derechos” se aplicara parejo, los más de cincuenta millones de inmigrantes europeos que abarrotaron la isla de Ellis en el siglo XIX y principios del XX, no podrían competir con las poblaciones nativas indígenas, y los hispanos que poblaban el oeste de América del Norte desde el siglo XVII. Los derechos se adquirieron por medios violentos ¬—conquista— o económicos —compra—, y las poblaciones antiguas fueron desplazadas.

Las nuevas corrientes de inmigrantes han redibujado la cartografía demográfica de los Estados Unidos y Canadá. Los millones de hispanos procedentes de México y otros países hispanoamericanos han colonizado desde hace más de cien años el oeste y el centro sur. Los inmigrantes de los países del centro este europeo han preferido, en los últimos treinta años, asentarse en el norte y la costa este. Pero el control económico y político del país aún lo ejercen las “mayorías” —cada vez más pequeñas—: los descendientes de los europeos occidentales. Son estos conjuntos de “nativistas” que sienten en riesgo su hegemonía, y reaccionan con xenofobia y prejuicios ante los “invasores”.

Pero estas nuevas corrientes demográficas sur-norte son producto del mandato ineluctable de la economía: donde hay demanda, surge la oferta. El crecimiento vigoroso de ese país, favorecido por políticas razonables de las administraciones republicanas y demócratas, alejadas de radicalismos, ha creado una demanda inagotable en sectores productivos de baja tecnologización: la construcción, la agricultura, el trabajo doméstico y de servicios personales, la alimentación, los servicios públicos, etcétera. Esa demanda provocó la oferta de brazos inmigrantes, provenientes de países de baja capitalización, como México.

Las leyes en general, pero las migratorias en particular, deben reconocer las realidades de la sociedad productiva. Si no hay mecanismos ordenados y legales para proveer de fuerza laboral a los agentes económicos que los requieren, el mercado lo solucionará mediante vías informales e ilegales. Los Estados Unidos demandan enormes cantidades de trabajadores, pero no los quieren ejerciendo sus derechos humanos y laborales.

La represión mediante la fuerza sólo conducirá a incrementar el dolor de las familias, pero no detendrá la llegada de nuevos brazos, impulsados por estómagos hambrientos.


* Antropólogo social. Profesor de la Universidad de Guanajuato, Campus León. luis@rionda.net – @riondal – FB.com/riondal - ugto.academia.edu/LuisMiguelRionda