GARZA27042020V

Gobernadores envalentonados que se quieren independizar
Eloy Garza González 

Monterrey.- La amenaza de algunos gobernadores de salirse del Pacto Fiscal es una perfecta vacilada. ¿Quién perdería realmente si se cumple la intención de quitarse de encima de Ley de Coordinación Fiscal? No AMLO, sino la propia gente que vive en esos estados insurrectos.

     No darle los ingresos derivados del IVA, del ISR, y de los demás impuestos a la federación suena atractivo. No rendir tributo al gobierno federal pinta muy bien aparentemente, en un primer momento. ¡Nos regresan tan poco a los estados que más producimos! Se premia a los menos productivos y se castiga a los más esforzados. No es justo ni decente. Aunque así nos la hemos llevado toda la vida.

     Pero es aquí es donde empiezan los asegunes. Si un Estado se sale del Pacto Fiscal, dejará de recibir las participaciones federales correspondientes, o sea, los recursos que le manda por Ley el gobierno federal. Y en esas circunstancias, el Estado rejego deberá buscar ingresos propios inventando nuevos impuestos. En términos generales, cobrará al contribuyente tres veces más impuestos de los vigentes. Esto, sin añadir que deberá crear un sistema de recaudación a la brevedad, ipso facto, para exigir ese dinero extra. Así de simple. No tendrían otra opción más que meterle mano a nuestros bolsillos. Bonita cosa.

     ¿Se aventarían ese trompo al uña los gobernadores insurgentes que se van con la finta de independizarse? No. Ninguna arca pública local aguantaría ese ramalazo. Menos en esta pandemia que hundirá forzosamente a las empresas y a los comercios (se predice que desaparecerán 70% de esos negocios antes de que termine el presente año).

     Una cosa es renegociar el Pacto Fiscal y otra cosa es cerrarle la puerta a la federación. Sin embargo, hacer lo primero exige trabajar con cálculos matemáticos y fórmulas complejas que no dominan los gobernadores envalentonados (ni sus chalanes) buenos nada más para el arte de mentar madres por Twitter, grillar en Instagram y farolearse en los periódicos. ¿Y la gente qué culpa tiene?