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987 6 Febrero 2012

En desagravio de Francisco Blake
Jaime Martínez Veloz

T
ijuana.-
Conocí a Francisco Blake como asistente del diputado Sergio Gómez Mora, cuando éste era el coordinador del Grupo Parlamentario del PAN y yo del PRI, en el Congreso del Estado de Baja California, en el año de 1998.

Él era quien corría el lápiz y pasaba en limpio los acuerdos que las distintas fracciones parlamentarias tomábamos en relación con la agenda de la XVI Legislatura.

Después, por azares del destino, nos correspondió a ambos ser diputados en la LVIII Legislatura Federal, de los años 2000 al 2003.

En una de las actividades que compartimos, nos tocó asistir a un encuentro interparlamentario con Cuba, en el año de 2002; recuerdo que siempre asistió con puntualidad a todas las reuniones programadas de la agenda prevista.

Después, lo volví a encontrar en el año 2007, donde noté una fuerte cercanía y con mucha ascendencia con el gobernador del estado, José Guadalupe Osuna Millán. Su hablar y su actitud se habían modificado sustancialmente y hablaba con mayor propiedad; y había madurado en una visión de la política que yo no compartía.

Perteneciendo a formaciones políticas distintas y con una diferente visión del papel que las instituciones deben jugar al servicio de la sociedad, nuestros argumentos eran evidentemente disímbolos y nuestras opiniones generalmente chocaban, dados los proyectos políticos que ambos defendíamos.

No fui su amigo e incluso lo combatí con firmeza; pero no dejo de reconocer que el PAN tenía en él a un cuadro distinguido, conocedor de sus entrañas, al que le sirvió con disciplina y con lealtad.

Durante la lucha que hemos brindado en contra de la empresa Sempra Energy, la postura asumida por Francisco Blake fue la de apoyar a la citada corporación norteamericana, lo cual motivó que nuestras diferencias volvieran a expresarse públicamente y sin tregua alguna, y en la que, defendiendo con lealtad sus convicciones, ninguno dio ni pidió cuartel. 

Sin embargo, el día que falleció Francisco Blake en un accidente junto a un grupo de colaboradores de la Secretaría de Gobernación, sufrí un impacto triste y doloroso, como en su momento lo expresé. Su muerte me dolió por muchas razones.

Era un adversario digno, contra quien había combatido en buena lid y quien, a pesar de estar en el poder, no olvidó a quienes confiaban en él. Lo que más recuerdo, es la profunda tristeza del hijo más pequeño de Blake, en la ceremonia luctuosa que se realizó en el Campo Marte.

Esa carita triste y el llanto de su hijo, se me han quedado grabados en la memoria para siempre. Sé que no hay remedio para ello; y cuando su hijo sea mayor, a pesar de haber combatido de frente su padre, le diré que Francisco Blake fue un leal adversario, un hombre de bien y que siempre quiso lo mejor para sus hijos,  para su estado y el país, según sus personales concepciones e ideales.

Por todo ello, no deja de asombrarme primero y producirme repugnancia, la grotesca forma en que dos correligionarios de Blake, en un pésimo chiste de mala monta y muy mal gusto, difundido en las redes sociales, se mofan y refieren en forma burlona, pedestre y grotesca, sin el mínimo respeto, de la figura de Blake. Ellos son el ex presidente PAN, Germán Martínez Cazares y Roberto Gil,  coordinador de la campaña de Josefina Vásquez Mota.

Desconozco si la divulgación de este chiste –que al parecer no es el único- se inscribe dentro del “fuego amigo” en un momento en que está por llevarse a cabo la elección interna del PAN para definir a su candidato a la presidencia de la república. Lo que no es aceptable  es que exista una mentalidad que haga mofa de una persona que dio lo mejor de su vida a la causa que se supone compartían; y cuya muerte constituyó una dolorosa pérdida, en su carácter de Secretario de Gobernación, para todo el país.

Hay que tener un corazón de piedra, no de carne, para referirse de esa manera, con respecto a un ex compañero, fallecido en el cumplimiento de su deber.

No pertenezco ni perteneceré jamás al partido de Blake y sus supuesto amigos, pero sí soy integrante de una sociedad que lucha por ser mejor; ni soy quién para decir a Germán Martínez y a Roberto Gil lo que tengan que hacer al respecto. La infamia tendrán que resarcirla ante quien corresponda.

Por mi parte y sin ser amigo de Blake, quiero reiterar a su familia mi respeto y mi apoyo moral, para tan lamentable pérdida; y decir a sus hijos que tienen mucho de qué sentirse siempre orgullosos de su padre.

Un abrazo fraternal a su familia.

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La Quincena Nº92

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