León, Guanajuato.- Explicaba en mi colaboración anterior que el Instituto de Seguridad Social del Estado de Guanajuato (ISSEG) ha podido consolidar uno de los fondos de pensiones más sólidos del país, gracias a un incremento espectacular de las aportaciones de los trabajadores públicos del 9 al 15 por ciento de sus salarios base, que se concretó en la primera mitad de la década pasada. Es ésta, tal vez, la proporción más alta que aporta algún gremio trabajador en nuestro país hacia su fondo de retiro. Hace enorme contraste con lo que aportan los afiliados al ISSSTE y al IMSS.
El artículo 18 de la Ley del ISSEG ordena que “los asegurados cubrirán al Instituto una cuota del quince por ciento del salario base de cotización que perciban.” De ese porcentaje “se destinarán 10.47 puntos para el pago de pensiones, 3.370 puntos para el financiamiento de los préstamos, 0.41 puntos para financiar el seguro de vida y 0.75 puntos para financiar gastos de administración.” A los organismos públicos les corresponde aportar un 20% del sueldo base del trabajador: también es mucho, sin duda.
El ISSSTE descuenta al trabajador el 2.75% por seguro de salud, un 0.625% para saludo de pensionados y un 1.5% para gastos de administración; un total de 4.875% del sueldo base. Por su parte, las dependencias y el gobierno federal aportan un 22% (artículo 42 de la ley del ISSSTE). El IMSS descuenta un 3.875 %; de este porcentaje un 2.25% corresponde al seguro de salud, un 0.625% al seguro por edad avanzada y un 1% por prestaciones.
La página del ISSEG reza que actualmente “el Instituto cuenta con 57,275 afiliados de los cuales 50,336 son trabajadores en activo y 6, 939 jubilados y pensionados. Esto representa un crecimiento en derechohabientes del 38% del año 2000 a la fecha.” Si recordamos que en 1999 el ISSEG sólo contaba con 30 mil afiliados, podemos concluir que en estos 13 años ha visto casi duplicada su base de aportadores. Es el doble de trabajadores, que aportan un séptimo de sus ingresos base. Esto, más una buena administración sustentada en criterios empresariales, ha sido el secreto del reciente estado bonancible de este fondo de pensiones.
Tal vez por su propia prosperidad, el ISSEG ha dejado de ser la institución de segundo orden que fue durante las administraciones priístas y la de Carlos Medina. Entonces nadie hacía carrera política a partir de la antigua dirección de pensiones: era un aburrido cargo burocrático más, de nivel medio. No es así hoy en día: el director general de ISSEG tiene nivel 19 dentro del escalafón del gobierno del estado –el gobernador tiene nivel 22-, con un sueldo bruto mensual de 104,175.46 pesos: el mismo que el de la mayoría de los secretarios de estado, y mayor que el de los directores generales de las otras entidades paraestatales. Es un puesto suculento, que ha sido bien aprovechado por políticos en ascenso, como el hoy candidato del PAN a la alcaldía de León, o el actual presidente municipal de Irapuato, quien por cierto hace cinco meses afilió a los mil 316 empleados de ese municipio al instituto.
Nadie podría cuestionar que los fondos de pensiones se han transformado en pivotes del desarrollo en naciones como Chile, Alemania, Francia y otros países desarrollados. Las Afores en nuestro país representan un componente importantísimo de los activos invertidos en nuestra economía. Yuridia Torres reportó para El Economista el pasado miércoles que “Durante enero, las administradoras de fondo de ahorro para el retiro captaron 65,559 millones de pesos, lo que provocó que el total de activos, desde el nacimiento del sistema [hace 15 años], llegara a la cifra histórica de 1 billón 640,892 millones de pesos. […] Durante el primer mes del año, las afores destinaron 59.5% de los 1.6 billones de pesos administrados a inversiones en valores gubernamentales, es decir, 976,333 millones de pesos son utilizados por el gobierno federal.” El ahorro para el retiro de 46 millones de trabajadores es aprovechado sobre todo por el gobierno.
Con fondos del ISSEG se ha financiado la construcción de estacionamientos, el establecimiento de más de 200 farmacias en tres estados, una marca propia de medicamentos, la construcción de centros comerciales, los préstamos emergentes a los gobiernos municipales, créditos empresariales, y se anuncia ya la inversión de 466.5 millones de pesos en la construcción del Conjunto Comercial Estrella en la ciudad de León, que será el más espectacular en la entidad, con una torre hipermoderna de 23 pisos para centenares de oficinas, 50 locales comerciales, siete tiendas “ancla”, con un total de 78 mil 203 metros cuadrados de construcción. El primer rascacielos de una ciudad obsesionada con lo “grandote”, y carta de presentación de un candidato a munícipe que comprometió los recursos... nuestros recursos.
No deja de llamar la atención que el ISSEG esté invirtiendo sus fondos en aventuras financieras cada vez más riesgosas, como se ha evidenciado en el asunto del bono de deuda por 300 millones de pesos adquirido al banco francés Société Générale, que ha perdido en términos reales 10 millones 882 mil pesos en dos años (ZonaFranca.com, 1 de febrero). Las explicaciones emitidas por los responsables han sido poco satisfactorias hasta el momento, y plantean un nuevo problema para el instituto: la ausencia de responsividad política ante hechos consumados.
