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1001 24 Febrero 2012

Desarrollo económico y energía renovable
Ricardo Javier García Martínez

Monterrey.- Nuestro Shangrila sería  desarrollarnos económicamente al 7 por ciento mínimo con un modelo socioeconómico que no dañe el medio ambiente, reduzca miseria y haga resurgir la clase media.
No es posible. Nuestro crecimiento seguirá siendo de cero en promedio como en los últimos 29 años.

Ser un poco austero y ahorrativo fue la clave con Zedillo para crecer algo, que se desvaneció a nada con su error económico del Fobaproa y con políticas despilfarradas de mala administración petrolera y de recursos no renovables con Fox y Calderón.

Ellos acrecentaron grandes problemas: pobreza, seguridad y desempleo cuya solución estriba cuidar el mercado interno paralelo a la macroeconomía, fracasando en 11 años por seguir un populismo disfrazado de chistosito y héroe militar. México actúa, con la inversión extranjera, como en la historia de la prostituta más solicitada y con renombre pero que no cobraba ni obtenía beneficios. Terminó suicidándose.

Por lo tanto la utopía está lejana. A menos que el gobierno de 2012 a 2018 sea como los antiguos cristianos: mortificado y penitente, lo que no observamos siquiera en las iglesias de cualquier denominación.

Actualmente importa el Gobierno Federal, 400 mil barriles diarios de gasolina por no tener refinerías suficientes, esto es un derroche no inteligente de recursos federales (léase de los ciudadanos) agravado por el hecho que el flete de cada litro de gasolina implica un gasto de 3 pesos, que aunado al pillaje, permitiría construir una refinería de crudo de 80 mil millones de pesos cada año.

México tiene el consumo energético siguiente: 83.18 por ciento en petróleo y gas de los cuales 7.8 por ciento en carbón, 13.16 por ciento en hidroelectricidad que de alguna manera es renovable mas no sostenida, 4.78 por ciento en nuclear y 0.50 por ciento en geotermia y eólica.

El nudo está en los Planes de Energía federales que no progresan para generar la energía barata y urgente para la ciudadanía mexicana que sufre el rigor de incrementos al gas, luz y gasolinas por miopía federal desde hace tres décadas en que no se implementa un verdadero Plan de Energía fósil, menos de  Renovables, Alternas o Nuevas como les quieras llamar, dado que generar un kw/H con gas cuesta 60 centavos y con renovables un peso, veamos por qué:

Primero, no hay visión al mediano plazo de la política energética solo en el corto, vemos que si se hubieran seguido los planes de Energía Solar desarrollados por  la Dirección de Aguas Salinas y Energía Solar de 1978-80 se tendría un avance sustancial;

Segundo, al gastar energía fósil sólo se considera el cómodo costo económico al corto plazo y no el daño medioambiental y los costos ocultos en salud por los desechos de Dióxido de Carbono (CO2);

Tercero, no hay aliento fiscal para las Energías Renovables vía  industria de Colectores Solares y Celdas fotovoltaicas y es lento el reconocimiento de la Energía Eólica, es apremiante la creación de un Fideicomiso para incentivar empresas del rubro y más financiamiento para los Productores Independientes de Energía;

Cuarta, no hay Investigación ni Desarrollo tecnológico de Energías Alternas o Nuevas en el sector académico, salvo UNAM, U. de Chihuahua, U. de Tampico y alguna otra que se me escapa, y del sector público es cero;

Sexto, no hay fomento a las E.R. con esquemas prácticos, ni convenios con otros países más adelantados en el tema como se hizo entre 1978 a 1982 con España, Francia, Italia, Israel, Estados Unidos y otros.

México tiene recursos privilegiados a nivel mundial en Energías Renovables o Alternas: en geotermia en Oaxaca, Baja California Norte, eólica en Michoacán y todo el Pacifico. La Energía Solar ubicua en los casi 2 millones de kilómetros cuadrados de la República, se acentúa en 1 millón de kilómetros cuadrados con más de 500 cal./cm2/día.

Es urgente y oportuno que México produzca tecnología propia en el rubro de las Energías Renovables: eólica, geotérmica y doméstica de manera que su desarrollo económico y social no se comprometa, se sostenga y sea verdaderamente sustentable, no como palabra bonita y redituable para políticos o premios nobel, sino para los ciudadanos que nacen hoy mismo.

 

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