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1004 29 Febrero 2012

Central de autobuses en ruinas
Miguel Treviño Rábago

Monterrey.- Monterrey es una ciudad que presume de ser la Capital Industrial del país y probablemente lo es. Es una ciudad de primera importancia en México, aunque hoy está sumida en la violencia de los cárteles de la droga, que no pueden contener ni el gobierno federal y menos en gobierno estatal de Rodrigo Medina. 

Paradójicamente y a pesar de los miles de viajeros que llegan a Monterrey por tierra y aire, la Central de Autobuses de esa metrópoli de 4 millones de habitantes, está en ruinas. Ubicada en el centro de Monterrey donde la vialidad es caótica y desquiciante, a los propietarios de la misma, se les ocurrió reconstruirla en el mismo lugar donde ha estado por más de 50 años y para ello derribaron la mitad de las instalaciones. La Central es un caos en todos los aspectos. 

Llena de policías federales y en ocasiones de soldados en las afueras del inmueble, con un estacionamiento pequeño atendido de mala manera por un grupo de sujetos, servicios sanitarios mínimos y muy sucios, taxistas peleando por el pasaje dentro y afuera, cargadores abusivos, guardias de seguridad prepotentes que abren el equipaje de los pasajeros argumentando que la policía federal los autorizó a ello, falsos y obsoletos detectores de armas, decenas tipos sin oficio ni beneficio dentro, pordioseros, comerciantes abusivos que dan carísimo hasta un refresco, etcétera. La Central es una cueva de Alí Babá que debería avergonzar a las autoridades de Monterrey y de Nuevo León. 

¿Quién autorizó a los guardias de seguridad privada a meter mano en el equipaje de los pasajeros?; ¿acaso no les han enseñado que la Constitución garantiza el respeto a la propiedad personal? Ellos no son autoridad oficial. No son Policías Federales, Ni soldados, ni AFIS, ni Judiciales, ni nada. Son sujetos (hombres y mujeres) sin autoridad de ninguna clase y muchos de ellos sin educación. Presumen "órdenes federales" para meter mano en las pertenencias de los pasajeros. Eso es un auténtico abuso y violación de la ley. Y alguien debiera hacérselos entender. 

Así que si usted viaja a Monterrey, prepárese para ver una Central de Autobuses en ruinas, que da lástima, para ser la puerta de entrada de una gran ciudad que indudablemente es bella por sus montañas y su cultura, pero hoy tristemente popular por su violencia desatada, su destrucción de zonas ecológicas y su policías contaminados por la corrupción que se ha propiciado desde las esferas del Gobierno priísta de Rodrigo Medina. Lo peor: la Central no tiene para cuando ser modernizada, porque los trabajos de reconstrucción avanzan a paso de tortuga, o será mejor decir de caracol. 

trabago49@hotmail.com

 

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La Quincena Nº92


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