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1009 7 Marzo 2012

EU no necesita intervenir
Hugo L. del Río

Monterrey.- Joe Biden vino a contarnos las muelas. Es su chamba. Pero no nos dijo mentiras. Tampoco entiendo los motivos del viaje del vicepresidente norteamericano, pero estoy de acuerdo con él: EU no tiene por qué ni para qué intervenir en nuestras elecciones. Quien quiera que gane, se tendrá que entender con Washington.

El presunto radicalismo de Amlo no asusta a la élite gringa: el tabasqueño, de resultar ganador, se tendría que ajustar a los límites que impone la fría y dura realidad.

Nuestros vecinos nos tienen agarrados de allá, donde les platiqué.
Por lo demás, es difícil de entender qué tanto se pueden conocer personas que platican durante tres cuartos de hora en diferentes lenguajes. En un día, Biden conversó con el presidente Felipe Calderón y los tres aspirantes presidenciales, visitó la Basílica de Guadalupe y, espero, se habrá recetado unas enchiladas.

Un poco acelerado, ¿no?

En la Unión Americana, el segundo a bordo es casi una figura ornamental. Está de reserva, por aquello de ya saben, pero si no matan al preciso ni se les muere de enfermedad, el vice se queda de adorno.

Nuestros medios desplegaron las declaraciones, así como las idas y venidas de Joe Pepe, pero en sus ediciones web, ni The New York Times ni The Washington Post publicaron una sola línea.

Mejor.

Se vieron muy patéticos Calderón y Peña Nieto. El primero, otra vez demandando que los gringos detengan el contrabando de armas. ¿Por qué carajos no se pone así de exigente con la aduana mexicana?

Y el mexiquense terco a probarle al mundo que habla inglés. Aunque así fuera, y no es el caso, el protocolo y el sentido común invitan al uso del lenguaje propio.

Si alguien dice una pendejada, se culpa al intérprete y listo. 

Pie de página
Gabriel García Márquez es más conocido como autor de novela y cuento, que en su oficio original: reportero.

Lo que pasa es que el Gabo es un gigante con dos cabezas: el periodismo y la ficción literaria. Su libro-reportaje Noticia de un secuestro tiene el mismo nivel de excelencia que Cien años de soledad.

No es un caso único, ni mucho menos. Es imposible comprender al México de la Revolución sin leer La Sombra del Caudillo, novela de don Martín Luis Guzmán. El chihuahuense fundó y dirigió Tiempo, la primera revista moderna de México y fue editor de El Sol madrileño.

La literatura y el periodismo a menudo caminan tomados de la mano. La tradición es antigua. A vuelo de pluma, diríamos que en México abre el camino Joaquín Fernández de Lizardi y, en Estados Unidos, Edgar Allan Poe.

 

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