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1015 15 Marzo 2012

HORIZONTE CIUDADANO
Normas fallidas
Rosa Esther Beltrán Enríquez

Saltillo.- El Código de Ética del Partido Revolucionario Institucional, consta de 5 capítulos y 27 artículos. El artículo primero señala que es de observancia general para los militantes y dirigentes del partido. También establece que, “Todo militante priista debe asumir cabalmente las normas de la más acendrada moralidad pública, y darle el sentido irrenunciable de una cuestión de honor. Trabajando siempre a favor de todos los mexicanos y no sólo por nuestros compañeros de Partido”.

Según el artículo 5, “En el orden estrictamente partidista debe mostrar su voluntad permanente de contribuir a la unidad del Partido, a su firme cohesión, a su capacidad orgánica para encabezar las demandas populares, a la aplicación de sus normas internas y a que siempre sea, ante los ojos de la sociedad, una Institución prestigiada y confiable. Dejando de lado todo propósito de beneficio propio que cause ruptura o desprestigio al Partido”.

El artículo 11 establece: “Se exige a los militantes, cuadros y dirigentes, así como al priista que alcance un puesto de elección popular, de cualquier nivel, a que desempeñe una función administrativa, por elevada que sea su jerarquía, en términos de Código de Ética Partidaria, la estricta observancia de la ley, la preservación de los bienes de la Nación encomendados a su cuidado, la eficiencia en su función y respeto a los altos intereses de nuestro país. Se exige en todo caso, probidad en sus actos”.

También se instituye que, “El Partido Revolucionario Institucional exige de los militantes estricto apego a la ley y el más alto cumplimiento de las responsabilidades partidarias, conforme a la ética, tendrán además de las establecidas, las siguientes: lealtad, responsabilidad y disciplina, desechando intereses personales o de grupo, ajenos a los principios y valores del Partido”.

El Código ordena que, “Todo militante que desempeñe un cargo de elección popular deberá conducirse en todo tiempo con legalidad, dignidad y transparencia”.

El artículo que me pareció más significativo para el contexto estatal fue el que ordena que, “Los militantes que ocupen un puesto público deberán abstenerse de intervenir, en cualquier forma, en la atención, tramitación o resolución de asuntos en los que tenga interés personal, familiar o de negocios, incluyendo aquellos en los que pueda resultar algún beneficio para él, su cónyuge o parientes consanguíneos hasta el cuarto grado, o en los que tenga relaciones profesionales, laborales o de negocios, con socios o sociedades de las que el propio militante, o las personas antes referidas, formen parte” (Art. 23). Habría que enfatizar que según el artículo 16 de los Estatutos del PRI, el Código de Ética es el primer instrumento normativo mediante el cual se asegura el ejercicio de los derechos y obligaciones de los miembros del partido.

Estimada lectora, lector, solicito me disculpe por las amplias citas de este documento normativo del PRI, pero me parece necesario que nos quede claro que el PRI de Coahuila no se apega a los valores  que su Código de Ética partidario estatuye; sin duda, la familia Moreira nunca tomó en cuenta el Artículo 23 y la pregunta es: ¿por qué la Comisión de Justicia Partidaria ignoró el nepotismo que durante 5 años ejerció impunemente el profesor Humberto Moreira y la conducta inmoral de sus diputados en la 58 Legislatura?

Según las legislaciones internacionales de los partidos políticos, la violación a las leyes sobre ética regularmente es causa suficiente para remover de su cargo a un funcionario público que las incumpla. Pero ya sabemos que en el nuevo PRI, sus leyes internas son letra muerta.
Además, según el artículo 60 de los Estatutos del PRI los militantes de ese partido tienen obligación de, “Mantener una conducta de honorabilidad y vocación de servidores públicos y dignificar la imagen del Partido”, también éstos son términos ignorados por los diputados priistas que ahora pretenden saltar al Congreso de la Unión.

Por eso, opino que los ciudadanos debemos hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que Fernando Donato de las Fuentes, Hilda Flores Escalera, Enrique Martínez  y Morales, Jesús Mario Flores, Salomón Juan Marcos no lleguen a ser  diputados y senadores porque tendrán fuero e impunidad ante la traición que perpetraron contra los ciudadanos coahuilenses al cambiar leyes a modo para la reestructura de la mega deuda. Señor Enrique Peña Nieto, Pedro Joaquín Coldwell. ¡Escuchen! No más ofensas a los coahuilenses.
  
rosaesther80@gmail.com

 

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