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1016 16 Marzo 2012

EN LAS NUBES
Qué raro
Carlos Ravelo Galindo
   
Ciudad de México.- El encabezado principal en los diarios, señala sobornos en la Policía Federal y en los pinos que descubrió una empresa de estados Unidos, y que los aceptan, la Procuraduría General de la República y la secretaría de la Función Pública sin proporcionar nombres, por “razones de seguridad”, dicen. Lo raro sería que no hubiera corrupción, porque desde hace casi seis años (qué decimos, doce años sería no mentir) no hay día en que no salga a la luz la podredumbre. Pero en tal tiempo, a quién han aprehendido y a quién consignaron ante un juez penal.

No podemos recordar algún nombre, aún cuando todos los tenemos en la punta de la lengua. Ni modo, es cosa de todos los días a lo que ya nos acostumbraron, que es diferente a ya nos acostumbramos. En tanto, seguimos observando en las pantallas pequeñas los cientos o miles de “obras” que inaugura en su periplo territorial el señor de los pinos. Las bondades que proclama en su diario aparecer ante los ciudadanos a quienes recuerda, sin pudor, que en México, pésele a quien le pese, todo camina viento en popa, que hay convivencia, existe tranquilidad; las familias viven en paz, en armonía. Que los aumentos en los precios son ligeros. Que a nadie afecta el aumento a la gasolina, a la luz, al gas, al agua. Que ya hay empleo. Ah, y anunció por enésima vez que estuvimos a punto de capturar, a uno de los hombres más ricos de México y no me refiero a don Carlos, sino a Joaquín “Chapo” Guzmán.

Cándidamente preguntaríamos si la revista Forbes sabe de su cuantiosa fortuna, o cómo nuestras autoridades o las de la Unión Americana, no saben su paradero. Qué raro. No nos extrañaría que pronto nuestra policía en un encuentro a tiros lo acribillara como al señor de los cielos, en Morelos, y le destruyera el rostro. Ni tampoco nos sorprendería que con otra faz, que a la mejor ya tiene, y la tranquilidad que le da el dinero siguiera su rutina. Qué raro, palabra.

Sí, qué raro en verdad, que no podamos acostumbrarnos a creer tantas mentiras. Don Felipe, con todo el respeto que se merece y que no le merecemos, se atreve a competir en la televisión y el radio, con noticias de los masacrados, los encontrados insepultos; en las acusaciones de putrefacción en las diversas dependencias gubernamentales, tal y como se dan a conocer, que le descubre la Auditoría Superior de la federación, a la que ignoran año con año.

Qué raro, en verdad, que se nos quiera seguir tomando el pelo con tanta mentira, ya no en la política, sino en todos los rubros, como hoy acontece. Pero más aún que los candidatos a la silla presidencial comiencen a preparar su campaña para el nuevo lodazal en que se bañen y en donde el pueblo, de uno u otro bando, como masoquista que es, reciba su rociado de fango y lo peor que lo acepte estoico, para cargar otros seis años con lo mismo, pero eso sí, ¡qué raro!, alabando al mesías en turno.

carlosravelogalindo@yahoo.com.mx

 

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