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1016 16 Marzo 2012

Registros y campañas
Luis Miguel Rionda

Guanajuato.- Ayer dio inicio el periodo de registro de candidatos ‒ocho días naturales‒ a la presidencia de la república, senadores y diputados federales. Se prevé que serán sólo cuatro candidatos presidenciales: Gabriel Quadri del Panal, Enrique Peña Nieto de la coalición PRI-PVEM, Josefina Vázquez Mota del PAN, y Andrés Manuel López Obrador de la coalición PRD-PT-MC y Morena.

Siete partidos y cuatro candidatos; tres hombres y una mujer. Hace seis años fueron ocho partidos con cinco candidatos; cuatro hombres y una mujer. Hoy tenemos una lista nominal de 78.9 millones de electores; hace seis años fueron 71.4 millones. O sea que, con todo y la baja de las credenciales “03” (5.6 millones), podremos votar un 10.5 por ciento más personas que hace un sexenio.

‌La “oferta” de candidatos presidenciales se ha reducido; lo cual me parece muy positivo, porque así se despeja el panorama para el elector, quien podrá concentrar su atención en las propuestas de estos cuatro aspirantes. Un número mayor habría introducido un “ruido” innecesario, sobre todo cuando se trata de candidaturas sin posibilidades reales de triunfo. ¿Quién se acuerda ya de los candidatos “bonsái” de 2006 y del 2000?

En el ámbito local, en el estado de Guanajuato, tendremos el inicio de los registros de candidatos a gobernador a partir del próximo 29 y hasta el 4 de abril. También se esperan pocos candidatos: Miguel Márquez Márquez por el PAN, Juan Ignacio Torres Landa por el PRI-PVEM, Arnulfo Montes por el PRD-PT-MC, y el Panal, que aún no despeja su incógnita (¿estarán esperando todavía al doctor José Ángel Córdova?).

Pero los procesos de selección de candidatos no han dado sin problemas en ningún partido. Por ejemplo, el PAN todavía tiene que pagar un costo político no previsto, resultado de la sentencia del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, que ordenó a los partidos respetar la proporcionalidad de género contemplada por la ley. Este partido deberá “bajar” a cuatro de sus candidatos varones a diputados federales, ya seleccionados por un método democrático de elección interna, para sustituirlos por mujeres. Esa misma disposición legal seguramente está causando berrinches en el resto de los partidos, o incluso peor; el PRD por ejemplo, debe obedecer la proporcionalidad perfecta (50 por ciento - 50 por ciento) que ordenan sus estatutos. Nadie podrá replicar ahora la pésima experiencia de las diputadas “juanitas” del 2009.

Nunca habíamos vivido un proceso comicial tan acotado y sobre-reglamentado como el que estamos experimentando ahora. Hemos llevado a nuestro sistema electoral a un extremo que raya en el absurdo, por la multitud de candados y límites que se impusieron a partir de la “feria de las desconfianzas” en que se han convertido las reformas legales en esta materia. Estamos inhibiendo el debate de manera bastante ridícula. Todos los candidatos tienen miedo de infringir la ley, que además se ha sometido a la interpretación caprichosa de la autoridad electoral. Y luego, a esta interpretación, se suma eventualmente la reinterpretación por parte del juzgador en la materia. El tribunal electoral le ha tachado la plana en varias ocasiones al consejo general del IFE.

Cuando den comienzo los periodos de campaña electoral, el próximo 30 de marzo en el caso de los candidatos presidenciales, y el 15 de abril en cuanto a los candidatos a gobernador, nos veremos sometidos a un baño de propaganda insustancial. No fue posible redistribuir los tiempos oficiales en los medios electrónicos de comunicación, a efecto de propiciar la información por sobre el jiggle pegajoso pero vacío.

Ojalá que el IFE y el IEEG impulsen los debates entre los candidatos. La legislación local ya los prevé como parte de las obligaciones del IEEG, pero no sucede así en la federal. Las autoridades electorales bien harían en convocar a esos ejercicios a nivel nacional, local y distrital. Así podremos distinguir entre los candidatos(as) que sí valen la pena: esos que tienen no sólo liderazgo y agilidad de palabra, sino también buenas ideas y mejores convicciones. Nada dicen eventos grandilocuentes como son las anacrónicas concentraciones y acarreos, ya sea en teatros o estadios. Bien harán los candidatos en ahorrarnos esos molestos eventos.

 

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