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1037 16 Abril 2012

 

MUROS Y PUENTES
Malos indicios
Raúl Caballero García

Dallas, Texas.- En el más reciente boletín que periódicamente me manda Democracy Now!, un programa independiente de noticias, dirigido en Nueva York por los periodistas Amy Goodman y Juan González, me llaman la atención dos sucesos que me chocan porque exhiben la rampante intolerancia ya no sólo proveniente de los consabidos grupos de activistas antiinmigrantes y racistas, sino de ámbitos académicos donde se han posesionado directivos detractores de los grupos étnicos, es decir, de las propias autoridades educativas que de pronto se valen de la presión de leyes injustificables pero reales, como es el caso de Arizona, donde se ha prohibido a los planteles dictar cursos de estudios étnicos, por increíble que parezca.

El martes de esta semana fue despedido Sean Arce, quien hasta entonces fue el director del Programa de Estudios Mexico-Americanos (MAS por sus siglas en inglés) del distrito escolar de Tucsón. Tom Horne, ex superintendente del distrito escolar de Tucsón, arremetió en su momento contra el MAS que resiste en lucha legal pero que hoy ve destituido a su dirigente.

Arce fue separado de su trabajo en medio de protestas de muchos simpatizantes que lo respaldan, que defienden el mencionado programa de estudios y que están —como él— en contra de esa retrógrada ley que consideran inconstitucional.

El MAS ha sido atacado una y otra vez desde la aprobación de ese proyecto de ley (SB2281) que prohíbe a las escuelas del distrito escolar mantener estudios étnicos.

Arce sostiene que fue despedido porque se expresó en contra de lo que él consideraba una ley discriminatoria de mexicoamericanos y latinos. “Yo y muchas otras personas nos opusimos a esta ley por considerarla inconstitucional”, sostuvo Arce en Democracy Now! “Y como nos opusimos, el distrito tomó represalias”, denunció.

Quienes respaldan esa ley han asestado varios golpes a la comunidad hispana, sin embargo no todo está dicho, la disputa legal prosigue y acaso vaya hasta una corte federal; entre tanto, como indica Roberto Rodríguez en un ensayo titulado “La guerra del apartheid de Arizona contra los Estudios México-Americanos” (publicado en el periódico virtual Rebelión [rebelion.org]) la lucha sigue y la dan en todos los ámbitos varios grupos de estudiantes como el que se hace llamar Unidos, y el Justicia Social y los estudiantes de MECHA (Movimiento Estudiantuil Chicano de Aztlán) “junto con los miles de partidarios, jóvenes y mayores, que se han enfrentado a arrestos, al uso innecesario de fuerza y amenazas de muerte, afirmando que nunca aceptarán el HB2281 como ley”.

Rodríguez subraya que las organizaciones estudiantiles “tienen plena conciencia de que el esfuerzo para desmantelar el MAS, por lo que parecen ser fuerzas del apartheid, incluido el consejo escolar TUSD (Distrito Escolar Unificado de Tucson, del inglés), se debe, no a que esté fracasando, sino a todo lo contrario: elimina el problema de la deserción escolar. Es muy exitoso, gradúa prácticamente al 100 por ciento de sus estudiantes y envía a más de un 70 por ciento a las universidades”.

Todo lo cual, ironiza Rodríguez, “aparentemente constituye un problema y una amenaza”. Rodriguez, es profesor de la Universidad de Arizona y miembro del Consejo Asesor Comunitario del MAS.

Por otra parte, en Michigan, reportan en el mismo programa Democracy Now!, una maestra del octavo grado fue despedida después de ayudar a sus alumnos a organizar una actividad para recaudar fondos destinados a los padres de Trayvon Martin, el joven afroamericano de Florida que fue asesinado en lo que parece un crimen de odio que ha levantado ámpula en todo el país ya que, como hemos dicho en otro espacio, el suceso no se quedó en el conformismo y el silencio sino que por el contrario desde que ocurrió se manifiestan aquí y allá voces de protesta pidiendo justicia.

(A propósito de este caso, en días pasados fue detenido el asesino George Zimmerman, quien el jueves de esta misma semana compareció ante la justicia, un día después de que finalmente fuera acusado del homicidio de Martin. Zimmerman podría ser condenado a una pena mínima de 25 años de prisión, aunque probablemente tenga una audiencia de fianza, y posteriormente reciba la acusación formal en su contra el 29 de mayo próximo.)

Volviendo al caso de la maestra de Detroit, Brooke Harris, ella y sus alumnos de la Academia Pontiac para la Excelencia elaboraron un plan para que cada uno donara un dólar y usara una prenda de vestir con capucha para ir a la escuela, igual que la que llevaba Martin cuando lo mataron.

El reporte indica que le dieron permiso para hacer la recaudación de fondos, pero las autoridades se opusieron al plan. En un principio Harris fue suspendida y posteriormente la despidieron sin explicación alguna, se indicó. “No querían salir de clase, no querían ponerse una capucha. Sólo querían pagar un dólar por usar su ropa habitual en lugar del uniforme y donar ese dinero a gente que ellos vieron lo necesitaba”, sostuvo Harris en el programa de Goodman y González. “Sólo quiero saber concretamente qué hice mal, para aprender de mi error y no volver a cometerlo”, dijo la maestra que ahora está sin trabajo.

Ambos casos denotan una desmedida tensión en una sociedad que no ha dejado de polarizarse desde que vio por primera vez, hace cinco años, que un afroamericano podía ganar la Presidencia... y la ganó y, a mi juicio, aunque no sea señalado abiertamente el hecho ha detonado diferentes corrientes negativas en términos de odio racial y xenofobia. Los grupos de odio se dispararon, las andanadas antiinmigrantes se acrecentaron hasta hoy cuando campean, como se ve, en los terrenos interiores de autoridades estatales y escolares. Pareciera que terminarían por institucionalizarse de no ser porque, por cierto, eso está fuera de la Constitución que por fortuna es poco menos que sagrada.

Pero en tanto se asienten las aguas y baje esa peligrosa marea, no tengo dudas de que las tensiones desbordarán aún más la violencia... acaso en el trasiego electoral del próximo otoño se verá si la calma se avizora o la furia se desboca. En todo caso no veo buenos augurios.

Director editorial de La Estrella en Casa y La Estrella Digital, en Dallas-Fort Worth, Texas.

 

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