Los argumentos de Ivonne
Efrén Vázquez

Monterrey.- Argumentar significa dar razones de algo (o sobre algo). Por eso no es argumento decir, como lo dice Ivonne Álvarez, que no puede regresar a la alcaldía de Guadalupe porque ahora ella es candidata al Senado. Enhorabuena que ese «seudorgumento» no se disfrazó de «argumento» por el órgano de aplicación del derecho.

Ignorar el compromiso que Ivonne Álvarez adquirió con los guadalupenses (de ser su alcaldesa hasta el final, para que éstos, incluso, pudieran exigirle rendición de cuentas), significa premiarla por no cumplir su compromiso jurídico, moral y político con los guadalupenses. Y en estricto sentido de justicia y derecho, nadie debe ser premiado por hacer uso del derecho para actuar en contra del derecho y de sus compromisos morales y políticos.

Pero no cantemos victoria. Vivimos en México, país donde sigue imperando la política de la simulación y el arte de la prestidigitación. Algo que nos debería avergonzar, alago que ya hay que cambiar.
Al final de esta batalla jurídica de auténticos ciudadanos veremos, por lo menos en este caso, qué tanta disposición hay en los espacios del Poder Judicial para que el derecho cumpla su función más importante que le corresponde, a saber: la integración de la sociedad. Y para que el derecho cumpla su función sociointegradora, de acuerdo a Luhmann, se necesita que los justiciables crean en el derecho.

¿Y cómo van a creer los justiciables en el derecho si, gracias a un exacerbado formalismo jurídico que padecemos, estimo que estimulado por muchos para burlarse de la ley, la mayoría de los jueces se especializan en el arte de la prestidigitación?

Parece ser que a nadie le importa el muy bajo índice de credibilidad en los órganos de aplicación del derecho.