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1041 20 Abril 2012

 

El precio político de volar
Hugo L. del Río

Monterrey.- El estilo es el hombre, escribió hace ya buen rato el francés Buffon. Peña Nieto nos está dando un anticipo de lo que sería su gobierno. El mexiquense no se roza con la prole: tiene a su disposición aviones, helicópteros y vehículos blindados. Las aeronaves son propiedad de sus amigos. Según don Enrique, el PRI paga la renta de los aparatos de vuelo.

Tal vez así sea: México es un país tan raro que algunas veces los políticos dicen la verdad. Pero es difícil de creer.

Y aunque fuera cierto, sería criticable: cincuenta o más millones de menesterosos seguramente consideran que se le podría dar mejor uso a esos dineros.

Medios importantes publicaron la nota, incluyendo lo que invierten doña Jose y el Peje en sus desplazamientos. El contraste, desde luego, es brutal.

Y aquí Peña Nieto de nueva cuenta nos manifiesta su desprecio: la denuncia periodística ─porque eso es, y más valor tiene en tanto la difunden diarios bastante alejados de la ideología de AMLO─ lo deja frío.

El priísta no es precisamente el hombre más humilde del mundo. Él atiende a su comodidad y a su entorno: lo que pensemos de la millonada de pesos mal gastados y, peor todavía, de los compromisos que necesariamente contrae con los propietarios de las máquinas voladoras le preocupa tanto como la fluctuación de la moneda de Bosnia.

Los mismos rotativos nos describen la caravana de automotores que acompaña al ex gobernador del Estado de México: son ocho carros en total.

Vázquez Mota, también harto elitista, rentaba los yets por hora o por viaje, pero más inteligente y con una mayor sensibilidad política, entendió que no están ni estarán nunca los tiempos para darse esos lujos, y ya anunció que será viajera frecuente de las aerolíneas comerciales.

Por su parte, el tabasqueño debe estarse frotando las manos de satisfacción: Peña Nieto y Vázquez Mota son sus más sólidos aliados.

El Peje tiene defectos al mayoreo, como todo ser humano, pero lo suyo es el contacto con el mexicano común y corriente.

Andrés Manuel organiza su gira política a partir de los horarios de vuelo de las empresas de aviación; no pide trato especial ni le fatigan las esperas: le da trato amable a la gente y posa para la foto del recuerdo.

Parece cosa tan sencilla esto de recorrer México de una punta a otra en busca del voto, pero hasta en eso revelan los políticos su naturaleza.

Peña Nieto no quiere hablar ni con usted ni conmigo; Josefina a lo peor se marea, pero aunque sea sentada nos atiende, y el Peje, si no vamos a buscarlo, vendrá él a procurarnos.

Las encuestas dicen que… ¡bah! Hace muchos años el general sandinista Tomás Borge me dijo: “Hay dos maneras de decir mentiras; una es simplemente hablar con embustes; la otra, manipular encuestas”.

 

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pq94

La Quincena N?92


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