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1042 23 Abril 2012

 

Ay, Quadri
Samuel Schmidt

Los Ángeles.- Hace tiempo un candidato independiente en Texas perdió la elección por decir y hacer cosas impropias, aunque él le echó la culpa a un periódico. La historia es que yendo de invitado como gran marshalI en un desfile, se le hizo gracioso abrir una lata de cerveza, lo que es ilegal, y como los desfiles siempre llaman la atención, un reportero tomó la placa y esa fue la nota de primera plana al día siguiente.

El problema no fue del periódico, sino de un político en ciernes que entregó en bandeja de plata una buena fotografía, e inocentemente una candidatura que estaba teniendo una buena atención de la gente que estaba harta de los políticos, especialmente los jóvenes.

Esta historia me vino a la mente cuando vi las imágenes de Gabriel Quadri, el candidato presidencial  de Nueva Alianza, que decidió cruzar el periférico de la Ciudad de México empujando a una persona discapacitada en una silla de ruedas. Un vehículo de pasajeros, que vio en esta nueva experiencia una perturbación más a su jornada de trabajo, desesperó y tocó el claxon, tal vez de manera ofensiva. En virtud de la construcción de un segundo piso, viajar por el periférico es problemático, y para un trabajador del volante debe ser muy estresante. El discurso del candidato a la presidencia fue en contra de la intolerancia.

Hablando de intolerancia, consideremos al miembro de la comitiva que rompió un cristal del vehículo para protestar contra la protesta del chofer. Eso es intolerancia, lo otro es protesta porque se incrementa el nivel de estrés por la simple ocurrencia de un candidato en busca de reflectores. Un candidato presidencial debe saber la diferencia entre ambas, a menos que su intolerancia nos diga que cualquier chofer debe aceptar que un candidato quebrante las normas y reglamentos sólo para demostrar algo, que todavía no me queda claro qué es.

Para suerte propia, Quadri ya aparece en las encuestas aunque llega escasa y sorprendentemente al 1 por ciento. Este paso, el registro del partido quedara en entredicho, porque necesita el 2.5 por ciento para mantener el registro y la fortuna que le entrega el gobierno al partido.

Quadri es un personaje conocido en el medio de protección al medio ambiente, en su propaganda política aparecen molinos de viento, no por ser quijotesco, sino porque es una fuente alternativa de energía; en este sentido es más avanzado que el Partido Verde, el que además de ser muy corrupto, aboga por la pena de muerte y la cadena perpetua para secuestradores. Ha manejado una agenda conservadora. Se niega a la construcción de refinerías porque es más barato comprar la gasolina en el exterior, aunque como proyecto, esas obras tienen una función económica importante, crean empleos, dispersan dinero, requieren insumos de la industria nacional y se aprovechan los componentes asociados al petróleo, y se deja de financiar la importación de gasolinas, que aunque sean baratas requieren divisas.

Quadri se ha dedicado a viajar en transporte público y ha alabado al Metro, obra de un partido contrario al suyo; en política reconocer el mérito ajeno se ve bien. Maneja una combi, lo cual puede ser una muestra de modestia, contrastada con el derroche del PRIAN, o del populismo que critica.

No obstante que en su blog plantea cuestiones interesantes, como las propuestas fiscales, estas ideas no aparecen en la campaña, y no porque los medios no lo cubran, sino porque su atención está en temas menos sustanciales. Se ha dedicado a defender al sindicato de maestros y a Elba Esther Gordillo, cosa natural porque ella lo ha catapultado, pero tengo la duda de si para eso se debe usar una campaña presidencial. Esos no deben ser los temas centrales para el país, y  aunque los medios sea lo que quieren oír de él, esperaríamos un uso más inteligente de la exposición ante los medios de comunicación. El caso es que no ha logrado mostrar que sea distinto a los otros, aunque seguramente sea más inteligente en su área profesional, pero para eso, es mejor que se concentre en los medios académicos.

Se quejó de haber sido hecho a un lado en la visita de Biden y de no ser considerado para reunirse con Rajoy; tiene razón en exigir que respeten su investidura de candidato, pero para qué quería las entrevistas. ¿Le preguntará a Rajoy sobre la guerra sucia en las campañas? ¿O internacionalizará las razones por las cuales su postulación simplemente no despega?

Últimamente el candidato nos ha hecho saber a dónde piensa irse de vacaciones; se queja de estar cansado, de qué tan agotadora es la campaña; en pocas palabras, el candidato está hastiado. En fin, lástima de candidato, pero como ésta no es su aventura sino de alguien más, poco nos entregará.

 

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pq94

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