LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
Las redes enredan
Edilberto Cervantes Galván

Monterrey.- En parte por razones tecnológicas y en parte por la forma en que se dispone de los bienes públicos, el dominio de la comunicación lo han ejercido hasta ahora las empresas concesionarias de radio y televisión y las empresas que editan periódicos. Si bien existe el derecho de réplica y a veces se ejerce lo usual ha sido que quien publica o quien emite mensajes en radio o en tele no reciba respuestas, observaciones o críticas.

Aún más lamentable es que entre quienes ejercen el que podríamos denominar periodismo de opinión no se producen debates o críticas. Como que no se enteran de lo que publican los demás; no hay ninguna crítica al vecino de página editorial o de otras empresas de comunicación. Sí hay una muestra de opiniones, pero éstas no se confrontan entre sí, a pesar de que son claras las diferencias de enfoque y de visión.

Ese ha sido el modelo de comunicación en el siglo XX con los medios masivos; hay un emisor y un receptor del mensaje, el receptor es un ente pasivo. No hay interacción posible entre el emisor y el receptor. En este esquema quien maneja los medios de comunicación tiene una gran ventaja en decidir qué publica y qué deja de lado. Hay espacio para el criterio editorial de los dueños de medios y concesiones. Hay espacio para que las empresas de comunicación influyan en la política, hagan política.

El impacto de la vigente ley electoral en el negocio de las televisoras ha sido formidable ya que las facturas de las épocas electorales como la del 2006 se elevaban  a miles de millones de pesos. Con la nueva ley ese negocio se redujo de manera sustantiva al ejercer el IFE el derecho a usar los “tiempos del estado”, mismos que casi se hacían desaparecer.

También los conductores de programas noticiosos en radio y televisión están experimentando una nueva condición. Al abrir sus cuentas de Twitter o de Facebook están recibiendo toda suerte de comentarios. El uso de las redes de internet, por personas en lo individual, para mensajes de texto, de audio e imagen, ha roto el monopolio de la comunicación de radiodifusoras y televisoras. Ya es posible con las nuevas tecnologías una comunicación horizontal entre los individuos. Las redes sociales empezaron a ser utilizadas por los equipos de campaña como una forma de hacer llegar mensajes a los jóvenes. Las empresas de consultoría electoral diseñaron programas para diseminar via Twitter y Facebook las imágenes y mensajes de los presidenciales.

En realidad nadie podía precisar el impacto electoral de esa “presencia en las redes”; no había experiencia en México. Hace poco se supo que se están manipulando las cifras que se reportan de seguidores en las redes, ya que se utilizan dispositivos electrónicos para  inflar el número real de seguidores de algunos candidatos.    

Pero el uso de las redes sociales ya no es privativo de los equipos de campaña; los jóvenes y sobre todo los estudiantes ya se dieron cuenta de que pueden comunicar o dar a conocer su propia verdad, desmintiendo las versiones oficiales cuando éstas no responden a la realidad.

También los diseñadores de la opinión publicada empiezan a recibir críticas directas a sus apreciaciones y reflexiones y no les resulta muy cómodo. Es cierto que, como señalan los editorialistas, los mensajes en las redes no utilizan un lenguaje educado; también es cierto que se utilizan para atacar y denostar.

Pero lo que debe señalarse es que ahora la emisión de una opinión en un medio de comunicación radio-tv-periódico ya no se va sin respuesta o comentario. Aunque no sea a través del mismo medio.

La forma tan comedida con la que se comentó en su momento el uso de las redes sociales en las revueltas de la primavera árabe no es el tono que se está utilizando para calificar los mensajes contestatarios de los jóvenes mexicanos.

El uso de la Internet para la comunicación y movilización político-electoral en México apenas empieza.