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1062 21 Mayo 2012

 

Creerle a los verdes o a los azules
Hugo L. del Río

Monterrey.- ¿Tiene el ejército facultades legales para excluir a la autoridad civil de la investigación sobre los multihomicidios de Cadereyta y atribuirse, en exclusiva, las pesquisas, los eventuales arrestos y hasta la divulgación de las noticias?

Es una mala nueva la que nos brinda el vocero Jorge Domene. ¿Cómo podemos interpretar esta manifestación de arrogancia, desconfianza o desprecio hacia el gobierno nuevoleonés?

Cierto: nadie confía en la Procuraduría local ni en las policías preventivas.

¿Temían los generales una filtración que evitara la aprehensión de Daniel de Jesús Elizondo, uno de los supuestos autores de la matanza, y de dos de sus secuaces? ¿O no querían compartir la gloria con los azules?

Pero los señores de verde olivo también están en entredicho, y ello años antes del escándalo de “la noche de los generales”.

En Nuevo León los soldados han asesinado a muchas personas inocentes a quienes, además, les siembran armas para denunciarlas como gente del narco.

No digo que todos, pero algunos fusileros del ejército desaparecen a seres humanos, torturan, allanan domicilios. Parece que su consigna es: para restablecer el orden hay que violar la ley.

Y ahora la SeDeNa se encuentra bajo fuego amigo.

¿Ordenó el presidente Calderón el arresto del general Tomás Ángeles Dauahare, fueron los enemigos de TAD, Genaro García Luna, titular de la SSP federal y el general secretario, Galván Galván, quienes tomaron la decisión o simplemente se acataron instrucciones de la DEA, la CIA, la DIA u otras agencias secretas gringas?

En todo caso, las cosas se hicieron mal: a los defensores del nieto del general Felipe Ángeles, los hermanos Alejandro y José Antonio Ortega no les permiten hablar con su defenso; es más, la SeDeNa ni siquiera los reconoce como abogados del divisionario.

Vaya: hasta los acusados de los peores crímenes tienen derecho a su defensa. Ése es un principio jurídico y moral. Y hay otro: el sospechoso es inocente hasta que se comprueba su culpabilidad.

En este contexto, llama la atención una línea del análisis que publicó ayer en El Norte el catedrático norteamericano George Grayson, quien, al parecer convencido del triunfo electoral de Peña Nieto, le recomienda “depender menos del Ejército y más de la Armada”.

La leyenda urbana dice que los gringos no quieren a Ángeles Dauahare porque les echó por tierra el anteproyecto de crear un ejército panamericano, abominación que animó el ex presidente argentino Menem.

Están ocurriendo cosas increíbles, como escribió el poeta. Gracias a Los Angeles Times nos enteramos que a principios de abril fue arrestado en Guadalajara, Jalisco, Víctor Emilio Cázares, supuesto lugarteniente del Chapo Guzmán.

Estos eventos no auguran nada bueno.

Pie de página
En tanto político, Rodrigo Medina no es santo de mi devoción. Pero, cuántos de los errores en que cae se los debe a su equipo.

RM está rodeado por mercenarios, desleales, traidores y, en el mejor de los casos, gente mediocre. La lealtad es raro valor que merece aplauso.

Por ello, es justo reconocer que, por lo menos, un hombre del gobierno es leal a Medina: Federico Vargas, secretario de Desarrollo Económico. Javier Treviño también fue funcionario fiel.

Me dicen personas serias que en varias ocasiones FV defendió a su patrón contra vituperios de hijos de Judas Iscariote: los calló y los mandó ya saben a dónde.

En ese entorno, la lealtad es rareza que se encomia, al margen de diferencias políticas o ideológicas.

 

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pq94

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