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1062 21 Mayo 2012

 

ANÁLISIS A FONDO
Lo grotesco de la campaña
Francisco Gómez Maza

Puras promesas
Puras vergüenzas

Ciudad de México.- Usa palabras suaves y argumentos fuertes, reza un adagio inglés. Pero lo que escuchamos en esta campaña por la presidencia son palabras duras, hirientes, y argumentos débiles. Escuchamos también palabras fantasiosas, míticas, para manipular, para dominar. Para avasallar, para sojuzgar

En la “competencia”, los candidatos destilan ira, resentimiento. Se atacan inmisericordemente, como si fuera a acabarse el mundo Y, ante los ciudadanos, lanzan promesas que, más temprano que tarde, se convertirán en vergüenzas.

Sus correligionarios, seguidores y simpatizantes, en general, destilan odio, deseos de venganza, veneno puro. Lanzan vituperios, insultos, infamias a los adversarios de su candidato.

Andrés Manuel López Obrador, el representante de las llamadas izquierdas, es cínico, mojigato, hipócrita, calamitoso, tramposo y otras lindezas.

Enrique Peña Nieto, el abanderado del centro derecha, es manipulador, corrupto, ratero, asesino, ahijado del jefe del “Grupo compacto”,  y… pendejo.

Josefina Vázquez Mota, de la derecha, es borracha, loca y más.
Los candidatos, miembros del sistema político mexicano, ejemplo especialmente interesante de la utilización dia-bólica de las palabras, pronuncian discursos de palabras fantasiosas, inexistentes, míticas. Distorsionan su significado para vender su imagen y pedirles a los ciudadanos que creen, por una razón o por otra, en las elecciones, su apoyo para ganar, pero también para, una vez en el poder, impedir totalmente su participación en el gobierno. Evocan entes mitológicos como Estado, Nación, Soberanía, representación popular, poderes, autoridades, unidad, reconciliación, regeneración, justicia, compromiso, cambio...

En esencia, ya desde la campaña electoral, los candidatos comienzan a justificar la dominación sobre el pueblo: Soy diferente, Soy el cambio verdadero, Yo cumplo mis compromisos… Yo seré tu presidente. Vota por mí. Yo… yo… yo… Utilizan las palabras muy conscientes de que se trata de dominar a los ciudadanos. Con alevosía y ventaja.

Pero no hay de qué preocuparse. No vale la pena. Así se comportan, en cada periodo electoral, principalmente, los políticos, los candidatos, sus correligionarios, sus seguidores, sus simpatizantes. Es la característica del estado inconsciente en el que vivimos y reaccionamos los seres humanos. No respondemos. Reaccionamos.
Responder implica responsabilidad. Reaccionar, inconsciencia.

Quien visite las redes sociales, Twitter o Facebook, puede comprobar la clara intención de los políticos, y las reacciones de la inmensa mayoría de participantes. Esa mayoría es inconsciente de que las elecciones son sólo un mecanismo de dominación de los poderosos sobre la población, y no ven la naturaleza de las palabras y menos su alcance. Lanzan flechas hirientes, asesinas. “El pendejo de tal por cual”, “El asesino de tal…”

Muy pocos se zafan de esa corriente de trivialidades, futilidades, lugares comunes. De todos modos, con las elecciones no vamos a llegar a ningún lado, porque están pensadas, planeadas, organizadas por políticos, constitucionalistas, legistas, legisladores, para garantizar la continuidad del estado de cosas. Elegir a quien va a mantener los privilegios de políticos, dirigentes de los partidos políticos, legisladores, jueces, grandes empresarios, grandes industriales, grandes comerciantes, potentados financieros; de las corporaciones, de  obispos, de alto clero, de líderes sindicales…

Pocos ciudadanos se dan cuenta de la trampa. No reparan en que sólo tienen “derecho” de votar y punto. Nada más.  Ocurrido el proceso electoral, una vez elegido el “gobernante”, una vez Inaugurado el nuevo gobierno,        loa ciudadanos que lo votaron  no tienen ninguna participación en las decisiones que aquellos toman. Ahí está el engaño.

Muchos, pero muchísimos ─la mayoría─ ciudadanos se autoengañan. Y votan por su “bombón”, por  su “jefa”, por “el peje”, cuando por necesidad quien gane la elección, una vez estando en el gobierno, velará más por sus intereses personales y de clase… sea de izquierda, de centro, de derecha. Y es el cuento de las Mil y una noches…

analisisafondo@cablevision.net.mx

 

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