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1065 24 Mayo 2012

 

Yarrington y su larga cola
Hugo L. del Río

Monterrey.- La bomba atómica estalló muy cerca. Resulta que el ex gobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington, es compadre  del ex presidente de Estados Unidos George W. Bush. En dos ocasiones, Yarrington intervino para que el entonces presidente Ernesto Zedillo se entrevistara con Bush. “Tomás es grandioso, hemos trabajado mucho juntos”, dijo el junior cuando vivía en la Casa Blanca.

¿No sabía Bush que su cuate del alma recibía ─presuntamente─ millones de dólares de zetas y golfos?

Los gringos tienen la obsesión o necesidad política de espiar hasta los amoríos de hormigas rojas con hormigas negras. Y para ello disponen de docenas de agencias de inteligencia, sin hablar de los satélites espías.

No: nadie sabía nada.

El Congreso texano le impuso una condecoración al chómpira matamorense quien, para su mayor gloria, ocupó, en la primera investidura de su cuate texano, un lugar en la tribuna de invitados especiales.

El escándalo estalla muy oportunamente: lastima tanto al PRI que a Ernesto Peña Nieto tarde se le hizo para tomar distancia de Yarrington.

Y al grito de “primero dispara y después ‘virigua’, Pedro Joaquín Coldwell, mandamás del partidazo, anunció que el “amigo de Tamaulipas”, como lo llamaba Bush, ya fue suspendido como militante del tricolor.

Y es que ahora vinculan a TY con el asesinato de Rodolfo Torre Cantú, abatido cuando era candidato del PRI a la gobernación de Tamaulipas.

Es cierto. Yarrington no ha sido arrestado. Está libre y, dice, se siente “muy tranquilo”. Tendrá mucha sangre fría: The Associated Press reportó ayer que la DEA entregó a fiscales federales en Texas pruebas de que TY “aceptó millones de dólares en sobornos de los cárteles del narcotráfico…y de varios esquemas de extorsión”.

Será que los gringos están negociando en lo oscurito. El buenazo de Quadri pidió que no se politice el caso, y el Departamento norteamericano de Estado anunció que es un asunto que se decidirá en los tribunales: de ninguna manera se puede interpretar esto como una injerencia en los asuntos internos de México.

El presidente Obama sabe jugar rudo. Obviamente, la gresca daña al Partido Republicano y, en lo personal, al segundo Bush, que fue jefe del ejecutivo.

En México medio mundo sale con raspones. Hoy se reúnen aquí los procuradores de toda la república con el presidente Calderón, justo a tiempo para, como dicen los italianos, comerse el sapo de la Operación Monterrey: el golpe que asestaron la policía de Italia y la DEA a un casi desconocido cártel regiomontano. No son narcomenudistas: les decomisaron droga por valor de 316 millones de dólares.

Entre los detenidos hay varios quisques supuestamente radicados en Garza García. Es más: ítalos y gringos confiscaron papeles con domicilios en el municipio más rico de México.

Los empleados vestidos de azul de Mauricio nadaron de muertito: no saben ni quieren saber.

Las autoridades italianas y estadunidenses confirmaron, por su parte, que aunque la investigación duró tres años, no les dijeron a sus colegas mexicanos ni siquiera cómo está el tiempo en Roma.

¿Qué indica eso? Si los procuradores se aburren, será por su gusto.

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Un millón de disculpas. Mi nota de ayer es defectuosa. Mi obligación era ver el debate Arellanes-Enríquez. Incumplí. No tengo justificación.

 

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pq94

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