Cepeda Obregón y los maestros de NL
Héctor Franco Sáenz
Monterrey.- A principios de la década de los setentas llamaba nuestra atención una columna que aparecía semanalmente en el periódico El Porvenir, bajo la firma de Tomás Cepeda Obregón, donde se reseñaba vida y obra de determinado educador, la mayoría formados en “la escuela nuevoleonesa”, como fue por varias décadas la Normal “Miguel F. Martínez”.
La lectura de las biografías de maestros destacados en el servicio educativo, en la academia, en el periodismo y la investigación pedagógica, ya fuera como autores de textos o en el servicio público, nos generó un interés que hasta el momento nos anima, por conocer a quienes con su trabajo condujeron los destinos de la educación en la entidad, hasta llegar a constituir uno de nuestros más importantes objetos de estudio.
Tiempo después de saber de nuevo de las actividades de Cepeda Obregón al “encontrármelo” en los archivos del H. Congreso del Estado, al leer las iniciativas que presentó en su tiempo y que condujeron a que educadores como Pablo Livas y Plinio D. Ordóñez fueran designados “Beneméritos”, junto con el empresario Eugenio Garza Sada.
La labor de Cepeda Obregón ha sido la de un auténtico “gambusino” de los maestros de Nuevo León, en una tesonera labor, callada, individual que lo llevó a contar con cientos, quizás miles, de notas biográficas de quienes en el estado se han dedicado a la enseñanza y destacado a partir de su ejercicio en otras áreas, labor de archivo que centralmente se hacía guardando papeles, mismos que al ir envejeciendo junto con su guardián, fue minando la salud del maestro, quien ejerce como director de una secundaria técnica ubicada al oriente del área metropolitana.
Importante es reconocer que su labor (con múltiples esfuerzos) por dar a conocer vida y obra de los profesores no ha sido en vano porque este pasado 15 de mayo, el gobierno del estado, a través de la Secretaría de Educación y el Fondo Editorial de Nuevo León, como regalo a los educadores en su día, publicó el libro Maestros de Nuevo León, que contiene una introducción por parte de un servidor y cientos de fichas biográficas entre las que como siempre sucede en este tipo de trabajos, “ni están todos los que son ni son todos los que están”, en un trabajo del todo loable, al ser de motu proprio como parte de su vocación magisterial. El texto se puede adquirir en la librería del Fondo Editorial de Nuevo León, ubicada en la calle de Zuazua al sur, casi esquina con Aramberri.
