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1065 24 Mayo 2012

 

ANÁLISIS A FONDO
Otra brasa ardiente
Francisco Gómez Maza

El caso Tomás Yarrington
Lo grave: el uso político electoral

Ciudad de México.- Preocupación, enojo, indignación, burla, chacoteo, ataques de odio, pero sobre todo confusión, había causado hasta ayer el caso Tomás Yarrington Ruvalcaba. Las redes sociales, particularmente el Twitter, desparramaban un caos informativo, especulativo y condenatorio.

(El tópico cobra escandalosa relevancia por ser el acusado miembro prominente del Partido Revolucionario Institucional.)

El asunto Yarrington, ex gobernador del estado de Tamaulipas (1999-2004), acusado por el gobierno de Washington de recibir sobornos de ”los cárteles de la droga”, además de convertirse en un “trend topic” (tema de actualidad, si mi Webster viejito como yo no me engaña) en Twitter, cerró la noche como un carbón ardiente en las manos de los responsables de departamentos de Justicia y del Tesoro estadounidenses, pasando por las de la titular de la Procuraduría General de la República (PGR), y hasta las de periodistas y ciudadanos que participan, con la cabeza o con el hígado, en las redes sociales. 

Veamos. La agencia de noticias Associated Press (AP) publicó ayer un despacho diciendo: “El ex gobernador de Tamaulipas, Tomás Yarrington Ruvalcaba, aceptó millones de dólares en sobornos de los cárteles del narcotráfico e invirtió el dinero en bienes raíces en Texas, aseguran fiscales federales de Estados Unidos en dos solicitudes de confiscación de propiedades, que fueron presentadas el martes”.

La agencia estatal mexicana, Notimex, generalmente sustentada en agencias de prensa extranjeras,  divulgó reporte fechado en Dallas, Texas, registrando: “Autoridades federales en Texas informaron hoy que el ex gobernador del norteño estado mexicano de Tamaulipas, Tomás Yarrington Ruvalcaba, no ha sido acusado o detenido por la justicia federal estadunidense.

“‘No lo tenemos bajo custodia federal y no está acusado’, dijo la vocera de la Oficina del procurador federal para el sureste de Texas, Angela Dodge”, de acuerdo con el “cable” de Notimex.

El asunto Yarrington no es nuevo. Surgió a la luz pública hace por lo menos tres años. La investigación contra el ex gobernador viene desde el año 2009 en México. La PGR abrió entonces una averiguación previa (la PGR/SIEDO/UEIDCS/012/2009)0, sustentada en declaraciones de dos testigos protegidos (en México les llaman “testigos colaboradores”), que han dado información sobre los “malos” pasos del priísta.

La Policía Ministerial investiga también, desde entonces, a los ex gobernadores del mismo estado, Manuel Cavazos Lerma (1993-1999) y Eugenio Hernández (2005-2010), por delitos contra la salud, enriquecimiento y operaciones con recursos de procedencia ilícita.

El despacho de la AP, recogido ayer por la prensa mexicana, sólo reporta que los departamentos de Justicia y del Tesoro entregaron a “dos fiscales federales” evidencia suficiente para acusarlo de ser socio del ex líder del cártel del Golfo, Osiel Cárdenas Guillén, extraditado por México a Estados Unidos en 2007, y condenado en 2010 a 25 años de prisión y una multa de 50 millones de dólares, luego de que se declaró culpable de varios delitos.

En estos casos, los testigos protegidos juegan un papel importantísimo en las investigaciones, a falta de pruebas físicas. La investigación de la PGR se fundamenta en testimonios de ellos que ligan al ex gobernador con el cártel del Golfo y Los Zetas. Miguel Soto Parra, ex líder de Los Zetas (curioso, pero todos, todos los detenidos, involucrados en el narco por la Policía Federal o los soldados del Ejército y la Marina, invariablemente son líderes y “jefes de plaza”, lo cual revela que en las filas de las pandillas de narcotraficantes y criminales todos sus integrantes son líderes).

El problema grave, gravísimo, es la percepción, razonable, ingenua o malintencionada, de los lectores de titulares de notas periodísticas, o de pegotes en Twitter o en cualquier otra red “social”.

Todo político, “presunto”, y más si es priísta, es objeto de la condenación eterna, o utilizado por los panistas y por el presidente Calderón para pegar duro y a la cabeza a su adversario. Recordad, dice Sandro, mi hijo español, el “michoacanazo” por lo menos. Algo muy parecido al de los generales, a quienes se mantiene arraigados y no se da ninguna información de la suerte que correrán.

Pero mejor veremos y diremos.

analisisafondo@cablevision.net.mx

 

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