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1068 29 Mayo 2012

 

Candidatos especuladores
Hugo L. del Río

Monterrey.- Estamos aviados: nos cayó la apocalíptica maldición de los antiguos gitanos ─aquellos que iban solos al monte─: gane quien sea, la bandera de la próxima administración municipal de Monterrey será la especulación con edificios y terrenos.

A eso se dedican Margarita Arellanes y Felipe Enríquez. No les ha ido tan mal y, desde los espacios oscuros del poder, les irá mejor.

Arellanes pone más empeño en cuidarse: el priísta de plano muestra el cobre: se necesita tener mucha hambre de billete gordo para hacer negocios con Mario Villanueva, el ex gobernador de Quintana Roo, de momento en el trollo por sus juegos sucios con el narco.

Dicen que hace veinte años FE viajaba a su empleo en camión urbano: ahora es dueño de un avión valuado en once millones de pesos. Pero es caja chica. No hay más que ver el palacio donde vive: no es, precisamente, una vivienda de interés social.

Y no más estamos hablando de la punta del iceberg: en su momento conoceremos la dimensión real del gigantesco bloque de hielo.

Decían, sabiamente, los antiguos: si no quieres que se sepa, no lo hagas.

Arellanes no es tan descuidada como el ex diputado pero, naturalmente, dejó algunas pistas de su entrada triunfal al mítico Eldorado. Una casita de 345 mil dólares en Houston; ocho bienes inmuebles o terrenos comprados en los últimos cuatro años.

Las coincidencias fastidian: propiedades adquiridas a partir ─la fecha no es exacta, pero casi─ de su nombramiento como delegada de la Sedesol.

¿Hizo algo a favor de la comunidad?

Los dos tienen un feo perfil: la compra y venta de bienes inmuebles y espacios urbanos o semiurbanos nunca ha sido un negocio químicamente puro.

El alcalde o alcaldesa que gobernará Monterrey durante el próximo trienio es una criatura que alcanzó su pleno desarrollo en dedicado a la especulación.

El dúo dinámico pretende defenderse escudándose en algo tan novedoso como la leyenda urbana de que son negocios de la familia. De plano prefiero a Madedito o a Larrazabal.

Madedito era harto divertido y cien por ciento previsible. Es tan cínico que termina por hacerse simpático.

Y Fernando por lo menos traía buenos quesos de Oaxaca. Le negamos el futuro: pudo haber puesto un centro de gastronomía con los moles, el pan de dulce, el chocolate, el café pluma y todas las delicias que nos ofrece la patria chica de don Benito Juárez.

Le apuesto lo que guste a que al terminar el trienio, Margarita o Felipe serán más, bastante más ricos de lo que son ahora.

¿Por qué no habrían de serlo? Ambos tienen, supongo, el hábito del ahorro y la disciplina de la austeridad.

Estos son algunos de los resultados de absurdas leyes que prohíben las candidaturas independientes. Somos esclavos de una partidocracia que nos hace ofertas muy, pero muy pobres.

 

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pq94

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