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1068 29 Mayo 2012

 

Le falló el cálculo al IFE NL
Efrén Vázquez

Monterrey.- Me refiero al proceso de integración de los consejos distritales de Nuevo León, en los que de acuerdo a la Ley, cualquier ciudadano que cumpla con los requisitos puede ser “consejero” de cualquier distrito, independientemente de que viva en él o no.

El noviembre de 2011, atendiendo la convocatoria del Consejo Local, decidí participar en dicho proceso. Y otra vez, a la razón se impusieron las “filias” y las “fobias”, volví quedar como suplente; pero esta vez le falló el cálculo político a los operadores del IFE en el estado, pensaron que nadie se inconformaría. Y yo me inconformé.

En efecto, por los causes legales estoy exigiendo: a) que se trasparente el proceso de selección de consejeros distritales, y b) que se determine mi situación jurídica en el Distrito 10, pues obra en mi poder dos constancias de consejero de ese Distrito, una como suplente y la otra como propietario.

Cosa curiosa: un día después de que manifesté al IFE que no acepto ser consejero distrital suplente, a no ser que se demuestre que todos los elegidos como titulares poseen un mejor perfil que el mío para ese cargo, se me hizo entrega de una constancia como consejero titular del referido Distrito. Pero no me tragué el anzuelo. No dejé correr el término, de inmediato promoví un juicio de protección de derechos político-electorales del ciudadano ante la Sala Superior del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación (STEPJF).

Mis demandas exhiben la ilegalidad de todo el proceso de integración de los once Distritos de Nuevo León; y así mismo, el miedo enorme que tiene el IFE de transparentar sus procesos de selección de funcionarios electorales. Si se hubiera querido, rápidamente se pudo haber ordenado que las cosas se hicieran de manera correcta, había tiempo para eso.

Pero, ¿cómo un ciudadano común y corriente va a desafiar la voluntad de la muy pronto anquilosada y burocratizada maquinaria del IFE? La opción elegida por parte de los órganos del estado encargados de las cuestiones electorales federales fue no sólo darle largas al asunto, sino abril el baúl de las marrullerías para jugar rudo a un ciudadano que ha contribuido por más de 20 años, como editorialista de temas electorales y como profesor universitario, al surgimiento de una precaria vida democrática en el país.

Lo que hizo la STEPJF fue decretar que se trataba de recursos de revisión, por tanto, según su criterio que al parecer sólo busca ganar tiempo, quien tenía que resolver el asunto era el Consejo General del IFE.

El Consejo General del IFE resolvió en mi contra, después vino la parte más ruda…

El 4 de febrero acudí a la Sala Regional del TEPJF, para que por su conducto, de acuerdo a la ley, llegara a la STEPJF mi recurso de revisión contra la resolución del Consejo General del IFE, la cual evade el fondo del asunto. En contra de la ley, no me quisieron recibir mi recurso. La persona encargada, una señorita de nombre Azalea María Teresa Lujano Días, me dijo que por órdenes de su jefe no me la recibiría, que la presentara ante la autoridad responsable. Le respondí que las oficinas de la responsable se encuentran en el DF y que el Consejo Local del IFE tenía cerradas sus puertas.

Ningún argumento la hizo cambiar de posición. Era un sábado, el reloj marcaba las 12:30, la oficina de Correos cierra los sábados a las 12; así es que la opción que da la ley de enviar el escrito por correo certificado se me había escapado.

Decidí regresar al Consejo Local del IFE, el cual seguía cerrado, no obstante que de acuerdo a la ley todas las horas son hábiles y debe estar abierta a quienes demandan justicia electoral, sean partidos o ciudadanos.

Cabe recordar que el 24 de diciembre, fecha en que acudí a presentar mi demanda de protección de Derechos Políticos Electorales, también estaba cerrado; esa vez, ante mi insistencia de que se llamara a quien debía recibirme mi escrito, el guardia que custodiaba las instalaciones me amenazó con llamar a la policía si no me retiraba del lugar.

En esta nueva ocasión llamé por teléfono a uno de los consejeros electorales del Consejo Local del IFE, pidiéndole que me ayudara a localizar a la persona que por ley debe estar de guardia, para que me recibiera mi escrito, quien de inmediato aceptó. Sin embargo, después de otras varias llamadas que le tuve que hacer, terminó diciéndome que no había quién recibiera mi escrito. Le pedí que él me lo recibiera, porque estaba contra el tiempo, y de inmediato aceptó; pero al transcurrir una hora sin que llegara, me comuniqué de nuevo con él. Ahora su respuesta fue que él no me lo podía recibir. La única opción que me quedó, porque estaba por vencérseme el término, fue que la envié por DHL

¿Que cuál fue el resultado de esta odisea? Que la STEPJF desechara mi demanda de plano, porque supuestamente la presenté fuera de tiempo, diciendo en ella que yo pude haberla presentado en la Sala Regional, la que, como dije, ahí no me lo quiso recibir. He solicitado ahora copia de la videograbación con la que demuestro que estuve ahí la hora y día que he señalado; además también ahí está en diario de registro de los visitantes, en los que aparece mi firma en ese día y hora señalados, y a la fecha tampoco me han satisfecho esta solicitud.

Contra esta sentencia he promovido un juicio de amparo, pues a pesar de que una sentencia como la dictada por la STEPJF es por disposición de la ley irrevocable, en este caso pudiera ser que por tratarse de derechos humanos de naturaleza política, se revocará sólo para el efecto de que la STEPJF reciba mi recurso y lo resuelva conforme a derecho. Y de no ser así, pues no quedaría otro camino más que la justicia internacional de la OEA o la ONU. 

¡He ahí el IFE de cuerpo entero! A pesar de que ahí ha llegado gente honorable, aunque sin la formación que se requiere para esos cargos. Sigue teniendo una estructura priísta, para lo que se pudiera ofrecer. La verdad, no creo que las actitudes antidemocráticas que ahí prevalecen puedan aflorar. Podrá jugar con las pretensiones de un ciudadano; pero no con las circunstancias internas y externas que ahora son adversas a los adoradores de los fraudes electorales.

 

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pq94

La Quincena N?92


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