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1072 4 Junio 2012

 

LA SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
Agenda política de los jóvenes
Edilberto Cervantes Galván

Monterrey.- Los jóvenes estudiantes no estaban en el guión electoral del 2012; no los contemplaban ni los candidatos, ni los partidos y menos “las televisoras”.

La imagen que se había conformado de los jóvenes mexicanos era de que no se interesaban en la política, que vivían en una ingenua comodidad, debido en buena parte a una educación despojada de todo contenido social; su mejor destino y misión era ser profesionistas, aunque al salir de la escuela no consiguieran empleo.

Los “ninis” fueron visualizados desde hace años e incluso se han formulado algunas propuestas para atender su tremenda realidad, pero ¿qué con los estudiantes?    

El miércoles 30 de mayo, después de realizar algunas movilizaciones, más de cinco mil estudiantes universitarios, integrados en el movimiento #YoSoy132, se reunieron en la Ciudad Universitaria de la UNAM, en una primera Asamblea General. Participaron jóvenes de más de 54 instituciones mexicanas de educación superior, públicas y privadas; algunos de instituciones ubicadas en los Estados Unidos e incluso un estudiante de Barcelona. Ya han hecho contacto con el M-15 español y el Occupy Wall Street estadounidense.

La asamblea duró casi 12 horas y se desarrolló sin incidentes; se mencionó que la rectoría de la UNAM brindó facilidades. Se hicieron muy diversos pronunciamientos al iniciar la reunión: “Queremos democracia, dignidad y justicia”; “Queremos paz, igualdad y educación”; “Queremos ser libres y que los medios no impongan sus mentiras”; “Queremos que todos tengan acceso a la información y a la felicidad”.

Expresaron que son un movimiento ajeno a cualquier postura partidista y constituido por ciudadanos. Señalaron que no expresan muestras de apoyo hacia ningún candidato o partido político. Hasta allí, los planteamientos de los estudiantes satisfacían a las “buenas conciencias” a las que se refirió alguna vez Carlos Fuentes.    

Se empezó a perfilar una agenda política tomando como base que sus causas no se agotan o agotarán con el proceso electoral. El movimiento, se dijo, continuará más allá del primero de julio hasta lograr la satisfacción de sus demandas. Sin embargo, por más amplias que sean las causas con las que se solidaricen, han señalado que los puntos específicos e inamovibles de sus demandas son: la democratización de los medios y la lucha contra la imposición mediática del candidato presidencial del PRI-Verde. No están por el voto nulo pero sí por el voto informado.

En lo inmediato, se decidió solicitar al IFE la difusión en cadena nacional del segundo debate presidencial y proponer la celebración de un tercer debate en el que los candidatos se pronuncien sobre las demandas específicas del movimiento, entre ellas: la democratización de los medios de comunicación y la política educativa. 

Las deliberaciones del congreso se organizaron en 15 mesas, en las que se tocaron muy diversos temas. En el documento resolutivo se destaca:

-Un llamado a otros sectores sociales que se sientan indignados por el estado actual de la Nación, para llevar a cabo distintas manifestaciones pacíficas, creativas y propositivas, en todo el país.

-Se manifiestan en contra de la “imposición mediática” de cualquier candidato a puesto de elección popular, así como en contra de los sesgos informativos en los medios de comunicación, particularmente de las grandes televisoras del país.

-Muestran desconfianza hacia el IFE y hacia los partidos políticos.
Señalan que se está gestando un fraude electoral, que puede llevar al país a una crisis social y política de mayor profundidad.

-Proponen la instalación de un centro de cómputo ciudadano independiente que tenga observadores en todas las casillas del país para hacer un cómputo paralelo.

-Convocan a todos los estudiantes a que participen como observadores del proceso electoral en todo el país.

-Exigen un código de ética para los medios de comunicación, así como el establecimiento de la figura de ombudsman ─o defensor de la audiencia─ en todos los medios.

-La creación de medios de comunicación propios de las universidades de cada entidad, además de la difusión de TV UNAM a nivel nacional.

-El rechazo total y absoluto al Programa de créditos educativos para la educación superior anunciado por Felipe Calderón, ya que viola los artículos 3º y 24 de la Carta Magna.

-Incrementar los recursos destinados a ciencia y tecnología hasta el 2 por ciento del PIB y garantizar su uso efectivo.

-Constituir un movimiento que luche a favor de las demandas de la sociedad, independientemente de las elecciones.

Así que al iniciar junio, los estudiantes ya están formando parte del proceso político electoral, con sus propias banderas y demandas.

La gran mayoría de los observadores de la política ven con simpatía a los estudiantes del movimiento, aunque buena parte anda buscando y especulando para identificar quién está atrás ejerciendo la manipulación. O sea, ven bien a los jóvenes pero desconfían de que puedan estar ejerciendo su criterio propio.

Uno de estos analistas, Jaime Sánchez Susarrey, muestra su severo disgusto frente a una de las frases que se han exhibido en pancartas en las manifestaciones: “Si hay imposición, habrá revolución”. Para Jaime Sánchez se trata de “un disparate y muestra un grado de ignorancia enorme o una especie de fanatismo trasnochado”. Para Sánchez, en estas elecciones de 2012: “No existen resquicios ni lagunas para el fraude electoral. Los recursos y los tiempos en radio y televisión están distribuidos equitativamente”. (El Norte, 2 de junio de 2012.)

En la visión de Sánchez la evolución en sistemas y procesos electorales que se ha vivido en México desde 1997 ha sido tan positiva que se han eliminado las posibilidades de fraude. Si bien reconoce que: “Esa continuidad y legitimidad democrática se rompió en 2006. La denuncia de un gran fraude fue la nota dominante”. Pero, como para desestimar su propio dicho, dice que: “paradójicamente López Obrador nunca cuestionó la equidad en la contienda”. Y para rematar señala que: “López Obrador jamás pudo probar ninguna de sus afirmaciones”.
Aquí se olvida Sánchez del dictamen del poder judicial en el que se reconoció la intervención del presidente Fox.

Ahora sí, quien puede pecar de ingenuo y de intolerante es el propio Sánchez Susarrey. Habrá que pedirle a Sánchez Susarrey que se baje un poquito del escritorio y transite por los caminos pedregosos de las elecciones mexicanas. Pero sobre todo que muestre un poquito de respeto hacia la percepción de los jóvenes.

 

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