Suscribete
 
1072 4 Junio 2012

 

ANÁLISIS A FONDO
Nueva filosofía de la desconfianza
Francisco Gómez Maza

La guerra del narco ha empeorado las cosas
El otro podría ser secuestrador, extorsionador

Ciudad de México.- A la “filosofía” de la corrupción se ha agregado un nuevo método para normar la convivencia entre los mexicanos: la “filosofía” de la desconfianza.

Hoy, 4 de junio de 2012, lunes, una fenomenal mayoría de habitantes de este país no sólo está desconfiando de las “instituciones”, desde el presidente, los diputados, los senadores, los ministerios públicos, los jueces, hasta el policía de la esquina. Y en estos momentos electorales, hasta de los candidatos. No vaya a ser…

La suspicacia ha permeado de tal forma que es de todos contra todos. El temor de que el otro, desconocido, medio conocido, o conocido ─en el vecindario, en el trabajo, en la oficina, en la calle, en el restaurante, en la iglesia…─, pudiera ser delincuente, secuestrador, asesino, o estar relacionado con el narco y el crimen organizado.

Los cinco años y medio del sexenio, a concluir el primero de diciembre, fueron suficientes para que se instaurara en México el “sospechosismo”.

Su detonante: la inseguridad pública, la violencia en las calles, las ejecuciones, las desapariciones forzadas, los secuestros, las extorsiones, y todas las calamidades causadas por la guerra entre las fuerzas de seguridad y las pandillas del narcotráfico y el crimen organizado, que ha cobrado miles de vidas.

El periódico estadounidense The Washington Post, divulgó el viernes de la semana anterior un reporte de su corresponsal Nick Miroff, titulado “La guerra contra las drogas profundiza el déficit de confianza de la clase media mexicana”.

Miroff, y por consiguiente el WP, ve así a los mexicanos, después de entrevistar a algunos académicos expertos en sociología o filosofía política, y a ciudadanos de a pie, que han sido víctimas, o que viven marcados por miedo a la inseguridad pública: “En muchos sentidos, este país (México) ha logrado grandes progresos en las últimas décadas para convertirse en una sociedad de clase media, con un acceso más amplio a la educación y los bienes de consumo… que promete una ascendente movilidad.

“Con todo, mientras la prosperidad se ha expandido (eso dice el periodista estadounidense), México sigue afectado por una forma de pobreza social, que representa un obstáculo irritante para el surgimiento de una sociedad desarrollada y democrática.

“Se trata de un déficit de confianza social, caracterizado por niveles débiles de confianza en las instituciones públicas ─la policía, los tribunales, los políticos─, y también por la erosión de la confianza interpersonal, entre vecinos y compañeros de trabajo”

No hay confianza en la policía y los dirigentes políticos. Se desconfía, con justísima razón, de todo lo que se mueve, particularmente en las regiones más golpeadas por la conflagración bélica (porque eso es lo que sucede en México, sin exageración, y esto lo afirma el escribidor).

Entonces, a qué árbol pueden arrimarse los mexicanos para sobrevivir.

El periodista estadounidense pone de ejemplo la situación vivida por los vecinos de la primaveral ciudad de Cuernavaca ─al sur de ciudad de México─, otrora remanso espiritual para monjes de clausura, investigadores académicos, universitarios, artistas, jubilados estadounidenses, y turistas...

Destaca el reportaje del WP que, sobre todo la clase media de México, se ha visto particularmente afectada por la propagación del miedo y la erosión de la confianza social, porque sus miembros son en muchos sentidos los más vulnerables. El secuestro y la extorsión, anteriormente dirigidos a personas ricas, ahora aterrorizan a familias de clase media, incapaces de pagar guardaespaldas, vehículos blindados y consultores de seguridad privada. En muchas partes de México, la clase media no puede ir a la policía para pedir ayuda.

El sociólogo morelense, Alfonso Valenzuela, le dijo a Miroff: “Hoy en día, si usted es víctima de un delito y acude a la policía, está en riesgo de ser víctima de ella… No podemos restablecer el imperio de la ley sin un grado mínimo de confianza”.

En Cuernavaca ─y en la mayor parte del país─, es duro reconocerlo, el miedo, miedo que llega a pánico, se ha apoderado de las vidas. La delincuencia se disparó en barrios que una vez fueron tranquilos.

La guerra del narcotráfico sólo ha empeorado las cosas.

analisisafondo@cablevision.net.mx

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 


15diario.com