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1086 22 Junio 2012

 

Y fueron derrotados
(Cuento Político)
Miguel Treviño Rábago

Reynosa.- Amanece el 2 de julio. La jornada electoral ha terminado. Un hombre se tambalea completamente ebrio en una lujosa oficina y ha ordenado que nadie lo moleste. No quiere saber nada de nadie.

Un día antes andaba impecablemente vestido y peinado... ahora parece un fantasma blanquecino y ojeroso. La mirada perdida y el equilibrio también, tartamudea y repite con voz pastosa “no puede ser”, “no puede ser”, “estoy soñando”, “es una pinche pesadilla”, “no es posible”. Y empieza a llorar en un rincón de la habitación llena de basura, botellas, papeles, malos olores... es el candidato del partido que intentó regresar al poder después de ejercer una dictadura “casi perfecta” y que llegó hasta el asesinato con tal de seguir controlando el gobierno. Lo han derrotado millones de votantes −en su mayoría jóvenes− hartos de tanto saqueo y corrupción.

En otro extremo de la gran ciudad, una mujer sumamente demacrada, temblorosa, con los ojos inyectados de sangre, con los puños apretados grita, maldice, pide explicaciones, insulta a quienes la rodean, promete venganza, rompe lo que encuentra a su paso. Está furiosa, descontrolada, al borde del colapso, porque al fin comprende que desde meses antes, su partido, sus dirigentes, sus “figuras” y sus compañeros la dejaron completamente sola. Intuitivamente sabía que marchaba rumbo a la derrota, pero ya no había manera de echarse para atrás. Las encuestas “pagadas” le habían hecho creer que otro candidato y a ella, que eran los “punteros” y ahora se daban cuenta de su ingenuidad. Y se preguntaba a sí misma: ¿y ahora qué vamos a hacer, todo el país se debe estar riendo de nosotros? Y luego, levantando la voz, afirmaba: “Me han traicionado todos”.

La lujosa residencia de la líder magisterial se había vaciado. Sólo quedaban sus “guardaespaldas” y unos cuantos fieles profesores que cobraban sin trabajar. La líder socarrona, marrullera, desfigurada por tantas cirugías en la cara, aparentaba estar calmada pero pensativa. Su candidato la observaba callado, pero en el fondo contento. Por fin habló la Maestra: Hemos conservado el registro de nuestro partido y eso es lo importante. Después de todo no nos fue tan mal. Ahora veremos cuántos diputados y senadores vamos a tener en el Congreso. Y lo que más gusto me da, es la friega que le acomodamos a la candidata azul. Perdiendo hemos ganado, estimado amigo “Cuadro”, y usted recibirá la recompensa económica prometida y su hijo será diputado de los nuestros, para que vaya probando las “mieles” del poder.

En la residencia oficial todo era silencio. A la medianoche el presidente fue informado directamente desde las oficinas de control electoral, que las tendencias del voto no favorecían a su partido. Rodeado de su séquito de aduladores, se empinaron la última de decenas de copas del día. Todos estaban ebrios, pero ninguno preocupado. Era lógico −dijo el “Jefe”− escogieron a la peor candidata de todo el país. Allí tiene los resultados, y soltó la carcajada. Todos empezaron a reírse con él. Y dijo: me retiro porque yo no voy a felicitar al cabrón ese que dicen que ganó las elecciones, pero, amigos, vamos preparando las maletas para irnos a Houston, Texas, donde ya todos compramos unas “casitas” para vivir tranquilos. Luego, gritó: ¡a pasear por Europa! Se hizo lo que se pudo.

El club de los multimillonarios está reunido con los dueños de las televisoras y han invitado a los más altos Jerarcas de la Iglesia Católica y los propietarios de los grandes medios de difusión. ¿Ahora qué vamos hacer?, preguntó alarmado uno de los hombres más ricos del mundo. ¿Cómo van a manejar la noticia? ¿Nos quedamos en el país y de una vez nos vamos al extranjero? Sus caras de preocupación y angustia lo decían todo: estaban asustados. Habían cometido abusos, excesos, un sinfín de atropellos, violaciones, habían evadido el pago de impuestos por millones de pesos, se habían apropiado de bienes de la Nación, se habían enriquecido bestialmente a costa de la pobreza de la mitad de la población del país que vivía en condiciones infrahumanas. La situación requería alguien que “intercediera” por ellos ante el ganador indiscutible de las elecciones.

Los gobernadores estaban enclaustrados en un lujoso hotel de la capital del país, esperando que el “cacique” mayor les dijera una palabra de aliento en esos momentos en que el país amanecía con un nuevo presidente surgido de la izquierda moderada, pero progresista y con visión del porvenir del país. Con sus lujosos celulares, hacían llamadas a todos los rincones del país para informarse de los resultados electorales, y se tallaban la cara al escuchar los resultados desalentadores. Sus trampas y mañas no habían funcionado ya. Los electores les habían dado la espalda en las urnas, cansados también de tantas mentiras, abusos y robos en las arcas públicas. Eran los nuevos riquillos gracias a los impuestos de los votantes que se esfumaban año tras año sin hacer obras públicas, sin proteger a las familias, sin beneficiar a los más necesitados. Varios de los "gober" eran auténticos “peladitos”, zánganos y otros eran viejos decrépitos, ridículos e ineptos.

Los gringos −previsores como siempre− tenían los planes A, B, y C listos. Reconocerían inmediatamente al ganador de las elecciones para evitar una segunda guerra civil, pues ya bastante preocupados estaban con la lucha armada que se desarrollaba día y noche en sus fronteras del sur. Llevaban contabilizados 60 mil muertos, 100 mil desaparecidos y 200 mil ciudadanos viviendo en su territorio huyendo de la violencia. Ya tenían sus vecinos una guerra armada sangrienta y no podían alentar ahora una guerra civil con enfrentamientos en todo el país por los resultados de las elecciones. Bien prácticos ellos, se dispusieron a levantarle la mano al nuevo presidente ganador. Ya después verían la manera de “controlarlo” Nada más peligroso −dijeron− que aventarle gasolina a un conflicto post-electoral. El hombre fuerte −en la Casa Grande− sentenció: Vean Europa ardiendo y eso no lo queremos aquí en América. Salgamos a felicitar a los que sí supieron hacer la tarea.

En las calles de todo el país, la alegría, la dicha, el baile, la risa, el jolgorio, la fiesta, los gritos, el llanto, la música, el corazón rebosante de júbilo, el pueblo celebraba la victoria del candidato del pueblo jodido y trabajador. El hombre que perseverante se levantó todos los días a las 4 ó 5 de la mañana para recorrer varios años el país, llevando un mensaje de esperanza. El hombre que se dejó abrazar y besar por los humildes, que lloró con ellos sus penas, que aguantó todas las vilezas y majaderías de los partidos corruptos y entreguistas: un hombre que desde joven se puso al frente de las luchas sociales del pueblo y que enarboló una sola bandera en toda su trayectoria política: Honradez y verdad. Porque después de todo “La verdad os hará libres”. Ese hombre era la última esperanza de un pueblo burlado, pisoteado, asesinado, injuriado, humillado por las clases altas del país.
El pueblo había triunfado. Millones de hombres y mujeres, adultos y jóvenes, se volcaron a las urnas con una sola idea en mente: Poner un alto a la voracidad de los políticos mañosos de siempre. La victoria era inobjetable. No había modo de cometer un segundo fraude. Era la Cuarta Revolución del país sin armas y sin derramar sangre. Era la victoria del pueblo, por el pueblo y para el pueblo. Era la Revolución Pacífica que iluminaba el cielo el 2 de julio de 2012. Los Mayas profetizaron el fin del mundo, pero el inicio de otro mejor.

El 2 de julio todos tenemos una cita con la nueva historia de México, que escribirá desde el Palacio Nacional, el auténtico candidato del pueblo. El hombre que muchos quisieron destruir, sin pensar que los guerreros se hacen más fuertes entre más batallas pelean y con su gran corazón, logran sobrevivir. La invitación a la lucha fue siempre “como se pueda, con lo que se pueda y hasta donde se pueda”.

Respire hondo, faltan sólo unos días para la victoria final.

trabago49@hotmail.com                   http://mx.groups.yahoo.com/group/elobservadorpolitico/

 

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