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1090 28 Junio 2012

 

ANÁLISIS A FONDO
Hora de cambiar al gato
Francisco Gómez Maza

No elegirán patrón, sino empleado
¡Albricias! Aún está vivo el Cisen

Ciudad de México.- Gato es en el castellano de México “empleado”, “dependiente”.  Pues “llegó la hora de cambiar al gato que maúlla desde la casa presidencial de Los Pinos, en el mero bosque de Chapultepec. Es decir, al empleado - coordinador de todos los dependientes pagados por la población para que hagan lo que la población les ordena.
Los funcionarios, los “servidores públicos”, desde el más oscuro “Gutierritos” hasta el encargado del poder ejecutivo, pasando por los diputados y senadores, los jueces y magistrados, son sólo empleados de la población y de ninguna manera los jefes y, peor aún, los dueños de vidas y haciendas, como ellos se constituyen, particularmente el presidente de la república.
Pero ni Enrique Peña Nieto, ni Andrés Manuel López Obrador, ni mucho menos Josefina Vázquez Mota estarán de acuerdo con el escribidor, ni con los maestros de quienes aprendí que la política es una vaguedad, una “ciencia” imaginaria que sólo sirve para que los dueños del dinero, apoyados en los políticos, manipulen a los ciudadanos, los sojuzguen, los exploten, se aprovechen de ellos para acumular más y más riqueza.
A las cero horas de hoy jueves 28 de junio, concluyó el tiempo de hacer campaña electoral. Los partidos y coaliciones y curiosamente los ciudadanos y las organizaciones sociales y populares, no pueden ya – estulta decisión de quienes hicieron la ley electoral – realizar actos de publicidad y propaganda. Tiempo de reflexión, le llaman. Así que, para no exponernos a una pena, este escribidor no volverá a tocar el tema político (perdón, todo es político) sino hasta la entrega del domingo para lunes.
Pero es necesario advertir a quienes vayan a votar que no van a elegir a sus amos, ni a sus representantes. (Representante es otra palabra imaginaria para engañar, pues los políticos, una vez “electos”, “elegidos”, como usted quiera, no representan a nadie, sino a sí mismos. Y en casos patológicos, ni a sí mismos. Si no, vea al señor Calderón, que no representa a nadie, ni a su partido. 
Para los contendientes, y para sus seguidores, este modo de ver “la política” es heterodoxo, sacrílego, iconoclasta, ateo. Es como aquello por lo cual condenaron y satanizaron panistas, priístas e inclusive perredistas (los chuchos) al porfiado: mandar al diablo a las instituciones.
La ventaja del escribidor es que abusa de su libertad para mandarlas, porque piensa, y cree que tiene razón, que sólo son mecanismos de manipulación, de control, de explotación y de expropiación ejercida por los “gobernantes” (otra palabra imaginaria) sobre los pobladores, particularmente los trabajadores.
Tengan presente entonces, amigos, que con las elecciones no cambiarán en mucho las relaciones sociales y de producción. Seguirá todo con la misma inercia que se arrastra desde siempre. Los “gobernantes”, contra su propio discurso de campaña de mejorar las condiciones de los trabajadores, continuarán siendo empleados de los dueños del gran capital. Su objetivo será privilegiar a éste por sobre el trabajo y los trabajadores. Y esto vale para los tres aspirantes a la presidencia. No es asunto de personas, sino de perversidades estructurales, sistémicas (palabra imaginaria usada por los analistas de renombre).
En la noche del primero de julio, todos los medios de publicidad y propaganda habrán dado a conocer en sus páginas electrónicas, en los monitores de televisión y en las estaciones de radio, los resultados de la jornada electoral. Habrá ya a quien Calderón deberá cruzarle sobre el pecho, el primero de diciembre, la banda presidencial. Ojalá que sea en el Congreso y en santa paz y el “ganador” no tenga que entrar al recinto legislativo por la puerta de atrás como ocurrió el primero de diciembre de 2006, y luego tenga que declarar, en el colmo del cinismo: “aiga sido como aiga sido”.
Pero mientras tanto, disponemos de cuatro días de forzado silencio. Óiganlo muchachos del #YoSoy132. No manden, en los hechos, al diablo a las instituciones. Ya sabemos que las instituciones son entes imaginarios para manipulación y control. Pero no las manden. Terminemos este trance en santa paz.
Ah. Se me olvidaba. Ayer me enteré de que el Cisen (Centro de Inteligencia y Seguridad Nacional) aún existe. Salió con el cuento de que el dinero del narco es foco rojo en el “mapa de riesgo electoral”. Lo hubiera dicho antes. Y ahora, quién podrá salvarnos…

análisisafondo@cablevision.net.mx

 

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