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1117 6 Agosto 2012

 

SOCIEDAD DEL CONOCIMIENTO
Políticas del presidente de Francia
Edilberto Cervantes Galván

Monterrey.- En el calendario electoral mundial de 2012 se incluye el cambio de gobierno en más de 50 países; entre ellos: Estados Unidos, México, España, Rusia, Francia.

En el caso de España hubo que adelantar la fecha de las elecciones ya que la situación económica se volvió crítica y la presión de los agentes financieros fue tal que el gobierno del PSOE cedió la iniciativa política al Partido Popular.

Con el señor Rajoy ya como presidente del gobierno español se empezaron a instrumentar recortes en el gasto público y medidas que afectaron de inmediato y de manera directa las condiciones de vida de los españoles. Se afectó a las escuelas, a los maestros, a los empleados del gobierno, a los desempleados, a los mineros del carbón, se aumentó sensiblemente el IVA y la cosa sigue.

En Francia, las elecciones se llevaron a cabo en el tiempo y la forma previstos. Con el sistema de dos vueltas, al final se enfrentaron el candidato del Partido Socialista Francois Hollande y el del partido conservador o de derecha, el entonces presidente Nicolás Sarkozy.

El debate de fondo se planteó entre la suscripción de un pacto europeo de austeridad, promovido por Alemania y propio gobierno de Sarkozy, y la posición de Hollande de que era necesario un programa europeo de impulso al crecimiento económico. Entre la austeridad y el estancamiento, por un lado, y la austeridad con crecimiento, por el otro.

El electorado francés le dio el voto a Hollande.

A menos de cien días de ocupar la presidencia de la república francesa ya se están haciendo evaluaciones sobre hasta dónde Hollande ha cumplido con sus propuestas de campaña.

En el aspecto de fondo, en este breve lapso de gobierno, Hollande logró que los gobiernos europeos aceptaran su propuesta de establecer un programa para impulsar el crecimiento económico. Por su parte Hollande habrá de decidir, en breve, cómo cumplirá con la demanda de que modifique la constitución para incluir un candado al déficit público; algo en lo que él no está muy de acuerdo.

Se reconoce sin embargo que ha empezado a tomar decisiones importantes y que pueden señalar el rumbo de su gobierno.

Prometió, por ejemplo, que su gobierno daría ejemplo de austeridad y la primera medida que tomó fue rebajar el sueldo presidencial y el del equipo de gobierno de su primer ministro. Recortó el gasto ministerial en un 2.5 por ciento, excepto en los departamentos considerados como prioritarios (educación, justicia e interior).

Hollande también dijo que su gobierno sería un modelo de ética y con ese fin se ha aprobado un código deontológico y se establecerá una comisión para la moralización de la vida política.

La Asamblea Francesa acaba de eliminar algunas medidas que había tomado Sarkozy, como la de incrementar el IVA (que afectaría a todos los hogares), en cambio se aprobó aumentar la carga impositiva a quienes tienen ingresos verdaderamente altos (en septiembre se decidirá sobre una tasa de 75 por ciento para las rentas que superen el millón de Euros).

Una de las mayores preocupaciones es la pérdida de empleo en la industria. En este tema se tomó una decisión pensando en lo inmediato, para parar la sangría el Ejecutivo francés presentó un paquete de ayuda para las empresas automovilísticas galas (Peugeot y Renault). El objetivo es impulsar coches ecológicos, especialidad en la que destacan los franceses e iniciar una transición energética. Estrategia similar a la que está impulsando Obama en los Estados Unidos y que aquí en México ni en cuenta.

En los temas sociales Hollande está atendiendo la demanda de protección a las mujeres ante el acoso sexual, también la del casamiento entre homosexuales, una reforma de la seguridad social, entre otros.
Lo que queda claro es que sí se pueden instrumentar políticas a favor de las personas, de las familias, no nada más para beneficio de las empresas y los bancos.
No es tan cierto el mensaje de que sólo hay una opción racional de política económica y que esa única opción es la de la austeridad, el estancamiento y el desempleo; esa es la opción de Mariano Rajoy, que es la del Fondo Monetario Internacional y la misma que sigue aquí el Banco de México.

 

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