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1144 12 Septiembre 2012

 

FRONTERA CRÓNICA
¡Que reviva México!
J. R. M. Ávila

Monterrey.- El domingo pasado le escuchamos a Andrés Manuel López Obrador, ex candidato a la presidencia de México, un alentador discurso en el cual se dirigió a los diversos grupos progresistas de nuestro país.

Conminó a la ciudadanía a buscar la transformación de nuestro país de manera pacífica y por medio del voto, subrayando que no considera la violencia como alternativa y previniendo contra posibles provocaciones de los múltiples brazos armados del sistema político mexicano.

Hizo alusión a la compra de votos por parte de los partidarios del candidato priísta y, en lugar de satanizar a quienes habían caído en su juego, los justificó: “No se trata de juzgar a quienes por necesidad venden su voto. La perversidad es de aquellos que, valiéndose del hambre y de la miseria, compran la voluntad de los desposeídos”.

Lejos de caer en la amargura y en el desaliento por este nuevo fraude electoral, exhortó a sus simpatizantes para que no se desmoralicen ni piensen en rendirse y agregó: “…debemos sentirnos orgullosos de tener la encomienda de regenerar la vida pública y lograr el renacimiento moral de México”.

Se congratuló ante la aparición del movimiento juvenil “Yo soy 132” porque, dijo, ya se puede pensar en un relevo generacional. Y, en cuanto a la impaciencia en que se puede caer, sobre todo la gente joven expresó: “Quienes luchamos por una transformación que servirá a varias generaciones, debemos aprender a medir el tiempo de un modo distinto. No nos debe preocupar tanto, cuánto dure consumar la obra de transformación. Lo importante es no dejar de caminar hacia ese ideal.”

Por cuanto se refiere a las campañas difamatorias en contra de los grupos progresistas alentó a sus partidarios expresando: “Que no nos angustie y detenga el qué dirán nuestros adversarios. Lo más importante es sentirnos bien con nosotros mismos, con nuestras conciencias y con el prójimo”.

Alcanzó la cúspide de su discurso cuando se apropió las palabras de Ricardo Flores Magón: “Cuando muera, mis amigos quizá escriban en mi tumba: 'Aquí yace un soñador', y mis enemigos: 'Aquí yace un loco'. Pero no habrá nadie que se atreva a estampar esta inscripción: 'Aquí yace un cobarde y un traidor a sus ideas'”.

Después de vitorear a México varias veces, terminó exclamando “¡Que reviva México!”.

No exagero al afirmar que López Obrador emitió un discurso a la altura de los pronunciados en su tiempo por Martin Luther King (“Tengo un sueño”), Winston Churchill (“Sangre, sudor y lágrimas”) o John F. Kennedy (“No preguntes lo que tu país puede hacer por ti…”).

Si alguien lo duda, démosle tiempo, que el tiempo ha de ponerlo en su lugar.

 

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