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1176 26 Octubre 2012

 

La reforma laboral
Efraín Poot Capetillo


Mérida, Yucatán.- Una de las reformas recientes enviadas por el Ejecutivo Federal al Poder Legislativo, usando la figura de la iniciativa preferente para lograr su atención expedita, es la llamada reforma en materia laboral.

Cuya importancia radica en la revisión y puesta al día de las actuales condiciones y relaciones que imperan en el mundo del trabajo que se ha visto transformado a lo largo de durante los últimos veinticinco años, en los que se han incorporado a los procesos de producción, distribución y consumo los avances tecnológicos y nuevas formas de organización del trabajo, orientados por la globalización de la economía.

Las discusiones surgidas en torno a ella nos muestran que gobierno, empresarios y dirigentes sindicales (que no trabajadores) tratan de promover sus propios intereses y los legisladores de cada bancada han actuado en mayor o menor medida orientados por dichas visiones; la iniciativa presidencial impulsaba: 1) la llamada flexibilización del trabajo en aspectos muy diversos, que en esencia recogen las propuestas que la iniciativa privada ha venido formulando desde 1988 y 2) la democratización de las organizaciones sindicales, un viejo anhelo de la sociedad mexicana que de lograrse debilitaría las viejas formas de control de los trabajadores que históricamente han beneficiado económica y políticamente a dirigentes, empresarios y de gobiernos (federales y estatales) que han dado prebendas a cambio de gobernabilidad y de votos.

Dentro del complejo entramado de esta situación se puede entresacar que es necesario regular las diversos tipos de contratación y relaciones laborales que han surgido producto de las transformaciones tecnológicas y gerenciales y que de facto operan en el mundo del trabajo sin una adecuada regulación, como la famosa subcontratación de empresas o outsourcing, para hacerse cargo de una parte de la producción o de los servicios indispensables para obtener el producto o mercancía final a un costo que permita la competencia ventajosa en el mercado, asunto que resulta inaceptable cuando se obtiene a costa de bajos salarios, inestabilidad laboral, condiciones de inseguridad, ente otras prestaciones; tal y como quedó al desnudo, en la reciente explosión registrada en las instalaciones de Pemex en Reynosa, Tamaulipas; donde de los 72 trabajadores afectados, 43 (21 lesionados y 22 muertos) pertenecían a empresas contratadas que hasta ahora no han respondido satisfactoriamente a los reclamos de las víctimas o de sus deudos.

Por cuestiones como la anterior entendemos que la reforma laboral necesariamente incluya la regulación de la llamada flexibilización laboral, pero hay otras que son sumamente polémicas, como la remuneración por horas y de que esta se encuentre vinculada estrechamente al salario mínimo que va de entre 59 y 62 pesos según el área geográfica, lo que todas luces es insuficiente para adquirir los productos de la canasta básica, sobre todo hoy que tan sólo el precio del kilo de huevo oscila entre los 35 y 40 pesos.

También es necesario que se contemplen las propuestas en materia de transparencia, rendición de cuentas y democracia sindical, que se han recuperado como propuestas del Senado hacia la Cámara de Diputados, producto de la alianza entre las bancadas panista y del Frente Amplio Progresista y que han sido rechazadas por el PRI bajo una falsa defensa de la autonomía sindical.

Lo que los ciudadanos demandamos es información veraz y oportuna sobre los alcances de la reforma planteada y un alto grado de compromiso social de los Diputados Federales a la hora de resolver sobre tan importante asunto y en todo caso tomar muy en cuenta la observación del reconocido especialista en sociología del trabajo, Enrique de la Garza, que recuerda que el concepto originario de legislación laboral, como normatividad de las relaciones de trabajo en sentido ampliado, no se originó para reforzar las relaciones de mercado, sino fue concebida como derechos y obligaciones frente a la desigualdad que el mercado generaba, y (yo afirmo) sigue generando, algo que parecen haber olvidado aquellos empresarios que haciendo gala de su nula responsabilidad social, han expresado descaradamente su desinterés por los asuntos de la democracia sindical y exigido la aprobación de la legislación laboral que exclusivamente contemple los mecanismos de flexibilización laboral.

Profesor-Investigador, Universidad Autónoma de Yucatán.

 

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