MALDITOS HIPSTERS
La historia del Ken Tostis
Luis Valdez
Monterrey.- En el club donde solemos reunirnos en la populosa y tradicional colonia La Moderna, hay un vecino que de tanto en tanto asoma sus narices para ver si el olor de carne asada pertenece a una arrachera o un vil corte de flecha.
Por sí o por no, mínimo aprovecha para chutarse unos tacos de salchicha asada con guacamole, cotorrea con los que sí cooperamos para la cerveza y la carne, y se echa medio cartón de Sol o Indio.
– ¿Y a este amigo quién lo invitó al Club Pantano de Shreck?, pregunta alguien. A lo que el Ken Tostis, vecino bien arraizado, responde:
– Permítame presentarme, compañero. Soy el Ken Tostis, vecino y amigo de todo aquel que puede cargar un cartón de cervezas sobre su espalda o tiene una caguama que le estorbe en el refrigerador.
– Soy un compañero de los desvelados que han sido corridos de su casa y no tienen a dónde ir para encerrarse a beber. Soy el Ken Tostis, y me dicen así porque…
– ¡Pinche Ken Tostis, déjame darte un abrazo!–, grita uno que acaba de llegar.
– ¡No te me acerques, cabrón! ¡Sabes que no me gusta que me toquen! ¡No me toquen, culeros!
Y esa es la mejor manera de ahuyentar al Ken Tostis de una reunión a la que no ha sido invitado: un abrazo fraternal, en el cual resulte inevitable el contacto entre machines.