Suscribete
 
1215 20 Diciembre 2012

 

De nuevo Electra
Eligio Coronado

Monterrey.- El mito de Electra ha sido recreado o adaptado por diversos autores desde la antigüedad: Esquilo, Sófocles, Eurípides, Cicerón, Benito Pérez Galdós, Hofmannsthal, O’Neill, Giraudoux, Sartre, Pound y Yourcenar, entre otros. Ahora Carlos Treviño Sierra (Monterrey, N.L., 1981) se une a este grupo.
Según este mito, el padre de Electra (Agamenón) fue asesinado por Egisto, amante de Clitemnestra (madre de Electra). Esa muerte fue vengada por Orestes (hermano de Electra), quien asesinó a Egisto y Clitemnestra.
Por otra parte, el sicoanalista Carl Gustav Jung (Suiza, 1875-1961) dedujo de este mito el “Complejo de Electra”, para explicar la atracción afectiva de las niñas hacia sus padres: “Con los años (…) en la muchacha se desarrolla la específica inclinación al padre y la correspondiente actitud celosa hacia la madre. (…) Como es sabido, ésta (Electra) juró sanguinaria venganza contra su madre, Clitemnestra, que asesinó a su marido privando a Electra de su amado padre” (Carl Gustav Jung. Obras completas. Madrid: Editorial Trotta, 1999-. Vol. 4, pp. 150-151).

En su cuento (Electra*), Carlos Treviño Sierra retoma algunos de estos elementos para revivir esta historia: la hija de nombre Electra, la atracción que ésta siente por su padrastro y la muerte de la madre de Electra a manos de su hija. Carlos incorpora, además, elementos de nuestro tiempo para reforzar la trama: la madre de Electra ejerce la prostitución: “Me dice que el papá de su niña la golpea, que entró a trabajar a ese lugar porque estaba desesperada y no tenía dinero ni para los pañales” (p. 17); al viajar a Tamaulipas, esta mujer es secuestrada por un comando; los ministeriales le muestran al padrastro un cadáver destrozado exigiéndole que lo acepte como el de su mujer: “No la hagas de pedo si valoras la vida de tu hija (…); identifica el cuerpo de tu vieja y dale cristiana sepultura. Es mucho más de lo que otros han tenido” (p. 31); Electra, ya sin la madre, seduce a su padrastro: “Ella cruza sus piernas sobre mis hombros, empujando mi cabeza hacia su sexo” (p. 34); al reaparecer la madre, malherida pero viva, Electra la apuñala: “Ella queda sin aire. Apenas y puede observar la mano de Electra enterrándole un cuchillo en el costado” (p. 40); Electra y su padrastro tienen un hijo y con él se insinúa que Electra mantendrá una relación incestuosa: “Alejandro ya es un hombre –confiesa, todavía desnuda-. Y deja ver, en su mirada, a la misma niña que se alegró de la muerte de su madre y le juró amor eterno al asesino” (p. 44).

A diferencia del mito, la madre de Electra no es culpable de ningún crimen (como Clitemnestra), a menos que estorbarle para conquistar al padrastro lo sea; tampoco hay un padre (como Agamenón) al que Electra quiera vengar, y falta el hermano (como Orestes) que ejecute su malvado plan. En esta moderna Electra, el padrastro es el cómplice de la chica asesina: “Le saco el cuchillo de entre las costillas y se lo clavo en el cuello” (p. 40).

Por otra parte, el incesto insinuado de Electra y su hijo, cuando el padrastro envejece y enferma, le agrega un alto grado de perversión que la Electra original no tenía. Tal vez sea éste un signo más de nuestros tiempos.

Carlos Treviño Sierra y otros. Electra. Literatura Joven Universitaria 2011. Monterrey, N.L.: Edit. UANL, 2011. 201 pp.

 

Su nombre :
Su correo electrónico :
Sus comentarios :

 


15diario.com