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1215 20 Diciembre 2012

 

Analfabetismo científico
José Ángel Pérez

Monterrey.- En pleno siglo XXI, la población mexicana vive un serio analfabetismo científico que la acerca, en muchos casos al oscurantismo. Lo grave es que la ausencia de conocimiento científico es hoy más peligrosa que en el pasado ya que la misma ciencia y la tecnología han puesto, en muchos casos, sus descubrimientos al servicio de causas ajenas para las que se creó.

Es triste ver cómo miles de personas, muchas de clase humilde son despojadas de su dinero en casinos con juegos de azar en los que las máquinas están programadas para orientar las probabilidades de éxito hacia el dueño.

Basta sólo un hecho que contradiga a lo establecido como conocimiento científico para que este sea abandonado. Así ocurrió con la teoría que consideraba que los cuerpos ardían porque poseían una sustancia interna denominada flogisto. El descubrimiento de las sustancias  que intervienen en una combustión vino a desechar tal teoría, en la historia de la ciencia existen muchos ejemplos como el anterior.

Sin embargo el sistema educativo no ha sabido formar ciudadanos escépticos, que guíen su razonamiento lógico de acuerdo a observaciones de la realidad, ciudadanos que construyan abstracciones y modelos que expliquen una realidad utilizando la matemática como herramienta de indagación, de reflexión, de análisis, de construcción y de reconstrucción de una realidad compleja.

El célebre científico norteamericano Carl Sagan (1934-1996) popularizó la expresión analfabetismo científico considerándolo como la incapacidad de comprender los mecanismos más sencillos de la ciencia tanto conceptual como actitudinal y procedimental. El analfabetismo científico tal como lo conceptualizó Sagan se produce y se reproduce en las aulas de educación básica y tal parece que a nadie le interesa este grave problema. La complejidad de la vida en las aulas de mi país hace difícil el trabajo del profesor encargado de la enseñanza de las ciencias ya que se observa una deficiente formación. Aunado a esto se carece de materiales didácticos pertinentes. Los espacios y materiales para enseñar ciencia como: laboratorios, computadoras, materiales digitales, conectividad, plataformas educativas están muy lejos de ser utilizados didácticamente por el profesor porque cuando se le proporcionan no se le brinda asesoría y capacitación.

La enseñanza de las ciencias y las matemáticas es una prioridad en el mundo moderno. Una población analfabeta científica es aquella que confunde la Astronomía con la Astrología; el entretenimiento con la ludopatía; la religión con la ciencia; las matemáticas con las simples habilidades numéricas; la observación científica con el simple ver sin razonar; el pensamiento superficial con el pensamiento científico; lo evidente con los principios involucrados en un fenómeno, Desde los ochenta el físico norteamericano León Lederman demandaba una nueva forma de enseñar ciencia que consistía en enseñar a los maestros cómo enseñar ciencia.

Sin embargo, es importante aclarar que el fracaso de la enseñanza de la ciencia en nuestro país se pretende adjudicar al profesor, sin considerar las precarias condiciones materiales, administrativas, laborales, y pedagógicas.

Ante este estado del arte pareciera que el causante del deterioro del sistema educativo es el profesor pues en lugar de apoyarlo para que desarrolle su labor con calidad se le amenaza con correrlo si no aprueba una EVALUACIÓN. Y aquí surge la pregunta: ¿Quién lo va a evaluar?; ¿serán aquellos que no han leído tres libros en su vida, o quienes pasaron de ser policías a funcionarios de educación?

 

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