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1216 21 Diciembre 2012

 

MALDITOS HIPSTERS
Para micheladas las de El Jefes
Luis Valdez

Monterrey.- ¿Qué es lo que más nos llama la atención del bar El Jefes, en Reforma?
Pueden ser los microshorts de las jóvenes meseras, o la botana que
varía entre caldo de res, asado o pozole; puede ser el grupo cubano
donde impresiona más el encargado de la bazucada que la mulata
cantante… o puede ser la michelada.

Grandiosa michelada, como pocas, excusa ideal para mis últimas visitas
a este bar en el mero corazón de lo que antes era la populosa zona
comercial de calzada Madero. ¿Qué pasó con toda esa zona que antes era
de ambiente familiar para, salir a caminar y comprarse un buen sombrero
y unas botas vaqueras? Se fue muriendo, se fue atrofiando hasta el
punto de que ahora es un punto de oscuridad urbana, aun en el día.

Lo digo sin afán publicitario: ya sea que el vago requiera de armarse
de valor antes de irse a un teibol de la zona, o requiera de ver una
buena pelea de box, o porque no tiene a dónde más irse a ver un partido
de futbol, las micheladas nunca están de más. Consulte a los expertos
en el arte de la buena bebida. No se confunda, no es un antro de
jóvenes que ponen su negocio de bebidas tropicales. No, no, no. Aquí
hay gente profesional, cerveza fría y piernas de mujeres.

–¿Usted qué hace, amigo? –me pregunta un tipo que está sentado en la
barra a un lado mío.

–Yo, soy vendedor.

– Es que me disculpará usted, pero por metiche escuché que hablaba de
una librería. ¿Usted vende libros?

– Sí.

– ¿Y esas cosas se venden?

– De repente

– ¿Y venden libros de viejas?

– De lo que la gente quiera leer… hay para todos.

– Mire, qué bien.

Algunos van a los bares todavía para ver con quién platican mientras
se beben una cerveza. Otros se quedan viendo la televisión, esperando
un gol o un nocaut. Los que no se entretienen con eso, mínimo siguen
con la mirada a las meseras, esperando una sonrisa

 

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