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1221 31 Diciembre 2012

 

Política mundial contra el crimen
Samuel Schmidt

Los Ángeles, California.- Según los datos que da la ONU, el valor del tráfico de drogas en el mundo ha aumentado en menos de una década, de 330 a 870 mil millones de dólares. Por si la cantidad no fuera lo suficientemente sorprendente, es posible que ella misma no refleje las otras actividades en las que se ha diversificado el crimen organizado, como por ejemplo, trata de blancas, apuestas ilegales, productos pirata, robo de energéticos, tráfico de órganos, apoderamiento de negocios lícitos para lavar dinero, lo que nos llevaría a una cantidad superior por mucho.

En Israel han descubierto una operación de apuestas ilegales que produce miles de millones de shkalim (3.7 por dólar) al año; los criminales compran jugadores, entrenadores, para arreglar partidos. Sería interesante saber si hay alguna conexión internacional, porque desde que la mafia rusa creció ha impactado muchos países, entre ellos Israel, y se reporta que han llegado a México.

Constantemente recibimos noticias sobre la penetración de los criminales en diversos mercados y leemos notas sobre la asociación entre cárteles de distintos países; parece quedarle claro a los criminales que las guerras de gran dimensión no tienen futuro y la formación de alianzas permite un avance mayor y de penetración más rápida a diversos mercados. Así como en su momento los terroristas crearon una internacional que facilitara los apoyos entre ellos, no estamos lejos, si no es que ya llegamos, a la articulación entre cárteles en el mundo. Algunos tienen lo que necesitan otros y entre todos se pueden complementar.

Frente a la globalización del crimen organizado es notoria la ausencia de una estrategia mundial en su contra. El enfoque moralino evita la discusión abierta del tema en la dirección que sea; el debate debe incluir medidas para frenar el tráfico y el consumo, políticas para reemplazar los cultivos, castigos para los criminales y atención médica para los adictos. Hay diversidad de terapias para las diversas adicciones, en caso de adoptarse a nivel mundial su costo se reducirá, pero también se aclarara el terreno para descubrir a los que venden métodos ineficaces con costos astronómicos. 

En varios países se aplica la pena de muerte a los traficantes y eso incluye a los que la solicitan para usarla. Recuerdo con nitidez en una visita a Turquía en los 70 que había letreros en todas partes anunciando las penas para los que fueran atrapados con drogas; hay que revisar qué tan efectiva fue esta política. Hay países que se han liberalizado en extremo; conviene evaluar el impacto que esto tuvo. Hay otros que proponían regalar jeringuillas para evitar la contaminación de SIDA. Hay los que atienden a los drogadictos como política de estado, pero en ocasiones la demanda excede a la oferta de servicio.

La conexión entre criminales y grupos terroristas es muy preocupante. En Colombia creó una condición que ha complicado mucho las posibilidades de paz, y es posible que los encontremos en otros países ofreciéndose protección y ganancias mutuamente, con lo que su potencial desestabilizador se potencia.

No hay posibilidades de blindaje sencillos. La fuerza que México entrenó en Estados Unidos para luchar contra los narcotraficantes terminó por voltearse y ponerse al servicio del crimen y es hoy en día el grupo que posiblemente registra el mayor crecimiento. Sus conexiones internacionales aumentan constantemente.

Hay varias direcciones que es necesario abordar de inmediato

Depurar los mecanismos de atención al lavado de dinero. Hay gobiernos que le prestan atención a depósitos menores mientras que los bancos ayudan a comprar aviones para los criminales. Esta lucha debe ser pareja para cerrarle la fuente de dinero al crimen

Discutir una política de despenalización en el uso de ciertas drogas y concentrar la lucha contra las otras. No podemos ser rehenes de un solo país. Este paso ya se ha dado en varios lugares como en Estados Unidos y debe generalizarse para que el consumo se regule y después pueda reducirse con campañas como las que se hacen para reducir el tabaquismo y alcoholismo.

Apoyar la investigación para técnicas de atención de adicciones y apertura de clínicas en los países para atender adictos, empezando por los países con mayor consumo, pero sin descuidar a ninguno. Este puede ser un programa de la ONU que se coordine con los ministerios de salud.

En la medida que se regule el mercado de las drogas se podrá contar con fondos para atender adictos, pero más que nada, y esto se ha dicho hasta el cansancio, se limitará el poder de los grupos criminales. Este es uno de los temas centrales de la seguridad mundial.

 

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