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1359 11 Julio 2013

 

Universidad patito para policía patito
Hugo L. del Río

Monterrey.- Sería loable la creación de escuelas de policía, si la intención del gobierno medinista fuera la de formar guardias profesionales. Pero ya sabemos que esos planteles son aldeas Potemkin.

Lo que me saca de quicio es que le traten de dar categoría de Universidad a esa marinola que denominan ciencias de la seguridad. Jesús, María y José.
¿Sabrán leer y escribir los gendarmes que reciben sus títulos de doctor o licenciado?

No generalizo. Sé que hay hombres y mujeres honestos y dignos entre la tropa que viste de azul. Pero son muy pocos, y la truhanería uniformada los tiene marginados. La triste realidad es que casi toda la gente a la que le pagamos placa, pistola y sueldo, se identifica más con el hampa que con la sociedad.

A la mexicana, divido a los agentes en “aceptables” e “inaceptables.” Los primeros son analfabetos funcionales, arbitrarios, agresivos, groseros. Los segundos son asesinos, secuestradores, traficantes de drogas y lamesuelas de los sicarios.

La policía fue creada como la primera línea de defensa del gobierno, no del Estado, ni de la sociedad: de la burocracia en el poder. La policía política la organizó, en Inglaterra, el escritor y periodista Daniel Defoe y, en Francia, ese genio de las tinieblas que fue Fouché. Sir Robert Peel fundó a la preventiva, por eso todavía los llaman “Bobbies” y Jean Claude Vidoq (el ladrón más inteligente y peligroso de Francia) hizo lo propio con los “flics”.

Ignoro si se ha filmado alguna película sobre Jean Claude, porque se la merece. Con el tiempo, a medida que los pueblos se educaban y adquirían influencia los medios de comunicación, las agencias de seguridad pública se fueron transformando, para bien, en las naciones serias.

Los “Bobbies” se la jugaron en los bombardeos alemanes; los “flics” dispararon desde la Jefatura los primeros tiros de la batalla por la liberación de París; los montados canadienses impusieron la ley y el orden en las regiones más inhóspitas y, además, aportaron mucho de lo que hoy es la cartografía de Canadá; en las Torres Gemelas murieron más de cien de agentes neoyorquinos en el esfuerzo por salvar vidas humanas.

Y los nuestros, ¿qué hacen, aparte de bolsear borrachos, robar autos, asesinar, plagiar y servir de recaderos a los narcos? Almirantes y generales vienen y se van sin superar este gravísimo problema. Vamos, los de Fuerza Civil parece que ni siquiera saben manejar: es rara la semana que no tienen choques o volcaduras. ¿Y con este material de desecho quiere Medina poblar las aulas –je je– de la pomposamente llamada universidad de ciencias de la seguridad?

En bajas, por favor: no se merece la dignidad de las mayúsculas.

Pie de página

Francisco Quintanilla se ganó a pulso el espacio donde nos expone su orgullo de ser “cop” y autor de un plan para acabar con el narcotráfico. Es muy efectivo su humor involuntario. Entiendo que su misoginia moleste a las damas pero, ¿qué esperan de un quisque que presume de ser polizonte mexicano?

 

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