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2267 3 Enero 2017

 

 

Más allá del mega gasolinazo
Lupita Rodríguez Martínez

 

Monterrey.- Aparejada a la liberación del precio de los combustibles a lo largo y ancho del país, dizque para fomentar la libre competencia con las nuevas gasolineras de empresas particulares; es decir, del mega gasolinazo, a partir de este 2017 también Pemex inició la temporada abierta para rentar al mejor postor el sistema de ductos y terminales de gasolina.

Con esta medida adicional, la paraestatal está poniendo a disposición de empresarios e inversionistas nacionales –y muy probablemente del extranjero–, una infraestructura de 17 mil kilómetros de ductos y terminales que sirven para transportar y almacenar las gasolinas Magna y Premium, así como el diésel y el gas doméstico.

De esta manera, los empresarios e inversionistas podrán concursar por arrendar tramos o ramales del sistema de ductos de Pemex, todo ello para que puedan comenzar a competir libre y abiertamente contra Pemex.

El beneficio inmejorable para empresarios e inversionistas es que recibirán ductos y terminales en buenas condiciones, ya que durante los cuatro años de gobierno de Peña Nieto se ha destinado una inversión de 7 mil 165 millones de pesos para su saneamiento y mantenimiento debido a la supuesta lucha contra la “ordeña” clandestina.

Y, como si el regalo fuera de poco valor, empresarios e inversionistas recibirán otro gran beneficio: Pemex pagará y mantendrá vigente el seguro multianual por daños a terceros en caso de accidentes, tal y como sucedió en el Complejo Petroquímico de Pajarito, en Coatzacoalcos, Veracruz, cuando explotó la empresa Mexichem concesionada a Juan Pablo del Valle, a quien se le pagó un seguro superior a los mil millones de dólares.

Más allá del mega gasolinazo, el gobierno no solamente está cediendo la infraestructura de Pemex, sino entregando las “venas energéticas del país”, constitucionalmente considerado como un asunto de seguridad nacional y motivo de orgullo del pueblo mexicano desde la expropiación petrolera decretada por el presidente Lázaro Cárdenas el 18 de marzo de 1934.

Todo lo anterior… ¡gracias a la Reforma Energética!

A tres años de la antipatriótica contrarreforma, pactada por las cúpulas del PRI, PAN y PRD a través del Pacto por México, el gobierno de Peña se empeña en entregar la riqueza energética a manos privadas mexicanas y extranjeras, mediante leyes, reglamentos, convenios y acuerdos para asegurar que el pueblo ni siquiera pueda protestar para reclamar lo que es suyo.

Para facilitar la traicionera e indignante entrega del patrimonio nacional, el gobierno federal ha seguido al pie de la letra los lineamientos impuestos por Estados Unidos para militarizar el país desde la Iniciativa Mérida, estado policiaco-militar reforzado cuando se declaró la “guerra contra el narco”.

Lo inaudito e insólito es que se nos diga que la militarización es por causa de la inseguridad, cuando es consecuencia de una estructura de poder de la oligarquía estadounidense y de la élite mexicana a lo largo de 32 años de que se implantó el modelo económico neoliberal.

Que quede muy claro: la militarización del país tiene como objetivo directo proteger la propiedad privada, el libre mercado, las instalaciones y las actividades privadas trasnacionales, sin reparar que con ello se destruya la economía política mexicana y se socave la soberanía nacional.

Resulta trágico que nuestros políticos tecnócratas ignoren esta realidad y desconozcan el proyecto geopolítico de EU –antes de la llegada de Trump–, de reposicionarse en el mercado energético de América del Norte, con el fin de expandir sus trasnacionales y acceder a reservas, a rentas económicas, a mercados y a todo negocio asociado con la infraestructura energética.

Aunque Peña nos haya engañado con la vil mentira de que bajarían los precios de gasolinas y las tarifa de luz y, que además se siga auto-engañando con la peregrina idea de que la Reforma Energética no es para privatizar a Pemex, ni para sustituir la rectoría del Estado, la entrega del sector energético es la mayor amenaza para las libertades y el desarrollo de México.

La ciudadanía tenemos dos opciones: continuar apáticos sufriendo la entrega del patrimonio energético de la nación o participar con voluntad para transformar las actuales estructuras de poder y para que México enfrente los retos de desarrollar otros campos de energías alternativas.

 

 

 

15diario.com