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2269 5 Enero 2017

 

 

TRANSICIONES
Difícil arranque
Víctor Alejandro Espinoza

     

Tijuana.- Este es mi primer artículo de 2017. No soy de los optimistas irredentos que se reproducen en las redes sociales y que ante la menor provocación sueltan la retahíla de buenos deseos sin más sustento que las “buenas vibras”. Tampoco me obnubila el pesimismo al arranque de los años nuevos. En eso de los deseos y propósitos trato de conducirme de manera moderada.

​Pero en particular me siento preocupado por lo que percibo a mi alrededor. Los ciudadanos están molestos; a decir verdad nunca lo había percibido con tanta intensidad: están encabronados. Sienten que la clase política ya no los representa: ni alcaldes, diputados, senadores, gobernadores o presidente de la República. Se sienten engañados, hartos y al parecer dispuestos a tomar decisiones drásticas.

​Ese ambiente negativo en el que la distancia entre ciudadanos y representantes se agranda amenaza a nuestra maltrecha democracia. Ésta requiere la participación ciudadana para lograr su legitimidad; no sólo en el terreno electoral, sino en la determinación de la agenda gubernamental y en las políticas públicas necesarias para enfrentar los principales problemas.

Los partidos políticos, en primer lugar, han sido el blanco de los ataques y las críticas ciudadanas; pero también los tres órdenes de gobierno. Para el ciudadano de “a pie” “todos son lo mismo”. La crítica principal se deriva de los escándalos de corrupción y por la vida dispendiosa que caracteriza a nuestra clase política. En efecto, de ninguna manera apruebo el juicio sumario que no distingue entre buenos y malos políticos. Pero la sociedad en general ha pasado la factura por los abusos cometidos desde el ejercicio del poder, por los funcionarios corruptos.

En la semana visité a un médico que hacía muchos años no veía. Me recibió en su consultorio con un resumen de los escándalos de corrupción recientes de gobernadores, alcaldes y funcionarios locales y federales. Me sorprendió el manejo de la información y lo bien documentado que estaba. Me dijo: “Estamos hartos”. Se preguntó a sí mismo “¿Por quién votar en 2018”? Y se respondió “A lo mejor por Miguel Ángel Mancera o por Andrés Manuel López Obrador” (aunque dijo: “el problema es que no le alcanza para ganar”). “¿Por algún independiente?” “¿Jaime Rodríguez, El Bronco?” “No, ese no me da confianza, no tiene ni personalidad para ser presidente, está muy bronco”. “¿Jorge Castañeda?” “Tampoco me gusta”. Y sentenció; “Va a ganar quien base su campaña en la palabra honestidad” “Esa es la clave en el momento actual; es lo que queremos de los políticos”.

​Es más o menos la misma historia que escucho a donde vaya. La gota que parece ha derramado el vaso son los aumentos a los combustibles, así como los incrementos anunciados a los servicios que brinda el gobierno del estado y los municipios. El costo va a ser enorme para el gobierno federal, pero también para los partidos que aprobaron la reforma energética. No tiene lógica para el grueso de la población la explicación que viene haciendo la Secretaría de Hacienda acerca de que se debe al precio de los combustibles a nivel internacional; que no es un problema que tenga una causa interna. Pero el grueso de los consumidores recuerdan que la promesa fue que no habría aumentos a las gasolinas y que por el contrario, tenderían a ir bajando. Ahora todos sabemos que a partir del 1 de enero se dispararon en un 20 por ciento y que a partir de marzo las tarifas se revisarán diariamente.

​Los fronterizos ya no sabemos a qué santo encomendarnos. No sólo por las alzas de precios, sino por la caída en la paridad peso-dólar. Diariamente atravesamos la ciudad fijándonos en los anuncios luminosos que nos indican cómo se deprecia nuestra moneda y con ella nuestras deudas y esperanzas.

Difícil panorama que no mejora con las buenas intenciones. El año no inicia con buenos augurios. Espero que algún optimista irredento me convenza de que todo es cuestión de “echarle ganas” y de ‘buena actitud”.

 

 

 

15diario.com