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2270 6 Enero 2017

 

 

El peor saqueador al descubierto
Eloy Garza González

 

Monterrey.- A los mexicanos ya nos colmaron el plato con tanta carga impositiva. Ya repudiamos cualquier nuevo aumento de impuestos. Ya no toleramos más gobierno invasivo. La resistencia popular de gran escala a más exacciones fiscales es una novedad en este país que siempre había sido aguantador. O agachón. Aceptábamos estoicamente la máxima del Estado: “si se mueve, grávelo”.

Algunos han expresado su hartazgo por la buena. Otros por la mala. Algunos se han resistido con buenos modos. Otros, con pésimos modales. Cuando lo hacemos por la buena, el gobierno nos ignora. Cuando lo hacen por la mala (saqueos) los acusan de chairos. Yo no soy chairo, pero la imposición coercitiva de tributos me indigna. Me tiene hasta la madre.

Uno de los tributos que más nos ofende es el impuesto a la propiedad. El gobierno nos cobra porque vivimos en nuestras casas. Otro impuesto es la tenencia: el gobierno nos cobra porque tenemos carro. El Estado excusa esos cobros con una falacia: sólo los ricos tienen casa propia y carro propio.

Pero hay un impuesto peor: el invisible, el que no detecta el consumidor o el mexicano promedio; no provoca molestia ni repudio generalizado. Es el “Impuesto al Valor Agregado”, el que se recauda en proporción a los bienes y servicios producidos y vendidos. Al gobierno le encanta este impuesto porque nos pesca descuidados a los contribuyentes.

Si nos incrementan el precio de la gasolina 20% ponemos, con justa razón, el grito en el cielo. Pero si pagamos un impuesto de 16% en cada compra, nadie objeta nada, porque es un gravamen escondido. Nos acostumbramos a pagarlo. Este impuesto genera inflación, pero el gobierno culpa del incremento de precios a los empresarios codiciosos y a los vendedores voraces. El verdadero culpable se lava las manos. Y se queda con el botín.

Con el IVA todos perdemos: aumentan los costos de los productores y vendedores de bienes y servicios. Y ganan menos; reduce utilidades. Los consumidores pagan más al comprar cualquier cosa. A mediano plazo provoca una caída de los ingresos salariales.

Sólo el gobierno extrae más fondos públicos especialmente de los pobres y de las clases medias. Dice regresárselo con servicios públicos: migajas. Lo único seguro es que el gasto corriente del gobierno se eleva al nivel de los ingresos fiscales que recibe.

Si el Estado encuentra nuevas fuentes de impuestos, no los utilizará para mejorar los servicios públicos, sino para gastárselos y (si puede) robárselos. El impuesto es una estafa; el peor de los saqueos.

 

 

 

15diario.com