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2279 19 Enero 2017

 

 

INTERÉS PÚBLICO
El político y las instituciones
Víctor Reynoso

 

Puebla.- La democracia es la regla de la mayoría más “otras cosas”. Esas otras cosas son, en parte, un entramado institucional que protege los derechos de las personas y que encauza la acción de los políticos hacia el interés público, evitando o limitando que dediquen sus actividades a su propio interés personal o de grupo. Para un minimalista, como Karl Popper, ese entramado tiene como objetivo algo más modesto: evitar que los malos gobernantes hagan demasiado daño, y poder deshacernos de ellos sin derramamiento de sangre.

Ese entramado, ese arreglo institucional, es lo que será puesto a prueba en los Estados Unidos en los próximos meses y años.

Las ocurrencias de Donald Trump pueden causar un enorme daño a su país y al mundo. No son parte de un programa de gobierno bien pensado y consensado. Son reacciones más o menos viscerales a los problemas, o a lo que él ve como problemas de su país.

Impedir que empresas norteamericanas salgan del territorio estadunidense, establecer altos aranceles para las importaciones, expulsar a los migrantes ilegales, restablecer relaciones con Taiwán, su acercamiento a Putin... No se ven como parte de un programa para el futuro, sino como un intento de volver al pasado y una expresión de sus filias y fobias personales. Intento que difícilmente resultará positivo y que puede tener altos costos.

Que un sistema sea democrático y no autocrático significa que quien tiene el cargo político más importante, la presidencia del país en este caso, no puede hacer lo que le dé la gana. Que tiene límites. Para ganar una elección se requiere tener la mayoría de votos (la mayoría del voto electoral, no popular, en el caso de EEUU). Pero para gobernar hay que hacer en el contexto de las instituciones políticas, de los factores reales de poder. Del “establishment” en pocas palabras. Trump ha desafiado, voluntariamente o por medio de sus despropósitos, a esos poderes y a esas instituciones.

Es un asunto serio que el director de la CIA le haya recomendado que sea más cuidadoso con sus declaraciones. Ya como presidente electo, el magnate neoyorquino sigue hablando como si estuviera en su reality show. Lo que puede tener enormes costos para la política. La declaración del jefe de la CIA puede considerarse la punta del iceberg. El cuerpo del mismo debe ser una inquietud generalizada entre la clase política norteamericana por las acciones que pueda tomar Trump una vez en el cargo.

No sería extraño que se estén diseñando ya diversas posibilidades de juicio político, o impeachment.

Y en el caso mexicano. ¿cómo va ese entramado institucional? Todo indica que no muy bien. La corrupción, la impunidad, las deudas multimillonarias ocultas indican que hace falta mucho para tener evitar el uso privado de los bienes públicos, o para evitar que un mal gobernante (un loco, un patán, un inepto) haga demasiado daño.

* Profesor de la UDLAP.

 

 

 

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