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2281 23 Enero 2017

 

 

Las intrigas benéficas de Trump
Eloy Garza González

 

Monterrey.- La toma de protesta de Donald Trump representa el ascenso al máximo poder en EUA de una forma de gobernar patrimonialista, de corte fascista. La política pocas veces ha estado tan desnuda y descarnada como en la era de la posverdad, que ostenta la Casa Blanca, donde manda uno de los personajes más controvertidos de la actualidad.

El cerebro del 45° presidente de los Estados Unidos está cargado de megalomanía. La sociopatía que invade sus neuronas son un riesgo para la Civilización Occidental tal como la conocemos hasta ahora.

Vale la pena conocer su trayectoria empresarial y política y el entorno que lo volvió multimillonario desde la cuna, que lo hizo comprar el Empire State, ser dueño de innumerables rascacielos que llevan su nombre, aerolíneas, campos de golf y equipos de futbol, aceptar el papel de bufón de la prensa y la televisión por varias décadas y patrocinar él mismo su candidatura presidencial, deshuesando de pasada al partido Republicano y al sistema político del país que por 250 años pretendió ser modelo de democracia. Los tiempos están cambiando y el fascismo reaparece con su rostro más intolerante y corrupto.

Sin embargo, no todos los vaticinios son malos. Tal parece que la administración Trump ha decidido acabar de un plumazo con la hegemonía de EUA en el orden internacional que forjó sin descanso desde 1945, para iniciar una política que llamaría de ensimismamiento.

Curiosamente, este retraimiento de EUA de los asuntos globales coincide con la retirada tajante de Gran Bretaña de la Unión Europea (Brexit). Los dos colosos hacen mutis global y se despojan de su papel de potencias. Desde que Nigel Farage del UKIP encabezó a  los partidarios del Brexit para ganar el referéndum de junio de 2016 y sacar al Reino Unido de la UE, intuyó claramente la victoria electoral de Trump. Como si ambos hechos estuvieran conectados con un hilo invisible de proteccionismo económico sin precedentes. 

Lo extraño es que los anglosajones se alejan solos, sin presiones externas, del plano mundial. Dos imperios que dominaron los cinco continentes y que dieron forma a Bretton Woods, la ONU y el Plan Marshall. Este relevo de mandos se hace pacíficamente, sin violencia.

Lo que sigue para ambas naciones es el aislacionismo y el paso franco al verdadero orden multicultural. Desde luego, si China lo permite, ansiosa de relevar a los dos imperios. Y es que en la geopolítica, los vacíos se llenan rápidamente. Un final de época. El inicio de una nueva era. 

Desde luego, no es tranquilizador que Trump pretenda convertir en reality show el Despacho Oval de la Casa Blanca, lidereada por el cerebro más frívolo del mundo moderno. Comienza a hacer metástasis una enfermedad política con diagnóstico devastador.

 

 

 

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