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2283 25 Enero 2017

 

 

DISPARATES
Herodes jarochos
Armando Hugo Ortiz

 

Monterrey.- El gobernador de Veracruz, Miguel Yunes denunció el jueves pasado la aplicación de medicamentos apócrifos, en lugar de tratamiento a niños con cáncer. “Me parece pecado brutal”, lloriqueó. Los presuntos infanticidas son sus antecesores: Fidel Herrera y Javier Duarte. Para el Gordo, ni en cuenta otra acusación más; al Negro Fidel sí le salió roncha y renunció (o lo botaron en caliente) al consulado de Barcelona.

Yunes fundamentó su acusación con resultados de un examen de laboratorio hecho hace varios años, y se comprometió a presentar más pruebas contundentes este lunes; hasta la fecha nada.

Herrera regresó a México para aclarar el asunto. Aplacada la histeria, resulta que el medicamento balín, Avastin, no es para cáncer infantil, sino de mama. Los exámenes los pidió su administración a la compañía Roche, quien confirmó el fraude y se retiró el medicamento.

Lo que pudiera proceder es un juicio por negligencia médica, pero las pruebas físicas –las medicinas– ya no existen o están caducas. Los expedientes clínicos de los pacientes, según la norma de la Secretaría de Salud, se eliminan a los cinco años. Entre peritajes y contra peritajes, se irán varios años. El panorama apunta a otro pleito de hipócritas, donde los enfermos valen un comino.

Lo que salió a flote fue otro enjuague en la compra de medicamentos por parte del gobierno. Es uno de los rubros más codiciados por los políticos. Ahí sí tiene experiencia Yunes, quien obtuvo sus jugosos moches cuando fue director del Issste.

“Es tan criminal atentar contra la vida de los infantes, como quien lanza acusaciones a gente inocente”, gimoteó Herrera.

Ambos son igual de ratas, la diferencia es el color de su pelaje.

Lo único que ganó Yunes fue la gratitud de España, por la expulsión de un bicho indeseable.

a_hugo16@hotmail.com

 

 

 

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