Suscribete

 
2286 30 Enero 2017

 

 

El sistema monopólico “americano”
Alejandro Heredia

 

Monterrey.- Esta es una de las historias del capitalismo salvaje. La crónica ejemplar de la furiosa lucha por prevalecer sobre la innovación, por la conservación de los privilegios en contubernio con el poder político. En síntesis, el texto de Tim Wu, El interruptor principal, trata la contradicción mayúscula de la ideología del libre mercado, cuando se confronta con la realidad de las prácticas monopólicas.

El texto examina y valora los hechos a la luz del aforismo de Joseph A. Schumpeter, quien pensaba que las empresas innovadoras siempre devorarán a las empresas que se resistan al cambio. Schumpeter invocaba que “todo hábito y conocimiento, una vez adquirido se arraiga tan profundamente en nosotros, como un terraplén ferroviario en la tierra”. Precisamente, el texto de Wu, versa sobre esas resistencias.

Para esto, el profesor de la Universidad de Columbia y uno de los 100 abogados más influyentes en Estados Unidos, relata las batallas legales protagonizadas por la Western Union (dominante en el telégrafo) y la naciente compañía Bell, a finales del siglo XIX. Este duelo (el cual no estuvo exento de trucos y momentos agónicos), decidió el triunfo y la preponderancia del teléfono, el cual fue capaz de configurar un monopolio que se eclipsó con las medidas antimonopolio de Ronald Reagan.

También las distorsiones del mercado se presentaron en la naciente industria fílmica. Para 1908 se consolidó el bloque del Film Trust, el cual incluía a los mayores productores de películas (Edison, Biograph y otros) y a la Eastman Kodak, el principal fabricante de material fílmico; todos ellos localizados en la ciudad de Nueva York. Este cártel evitaba la competencia de otros agentes, mediante la combinación de 16 patentes, bloqueaba la mayor parte de las importaciones fílmicas y fijaba todos los precios del proceso cinematográfico. Ante tales condiciones no tardaron sus competidores (Adolph Zukor y su Paramount Pictures, los hermanos Warner, etcétera) en mudarse a la costa oeste, no precisamente por su paradisiaco clima o las estupendas naranjas, sino porque la frontera mexicana quedaba a tiro de piedra, para cuando fuera necesario salir huyendo de los agentes de la oficina de patentes.

Al cabo de los años, el Trust neoyorquino pudo ser desmembrado, a cambio del dominio del sistema hollywoodense, el cual implicó una serie de situaciones poco afortunadas, como la censura de contenido (el llamado canon del cine), el monopolio de la compañía Paramount, entre otras consecuencias.

En suma, Tim Wu aborda el monopolio que se constituyó en la televisión por cable por parte del magnate Ted Turner, el dominio de la radiodifusión ejercido por la Radio Company of America (RCA), en franca complicidad con la agencia reguladora de las comunicaciones estadunidense; así como el oligopolio compartido de las nuevas tecnologías, encarnadas por empresas emblemáticas como Microsoft y Apple.

La narración de Tim Wu, es indispensable para disipar mitos de la ideología neoliberal, como para poder comprender la forma en como las industrias más lucrativas en la actualidad, fueron fruto del apoyo gubernamental, principalmente a través de medidas proteccionistas hacia películas procedentes de Europa, y en la esfera doméstica, cancelando y bloqueando la libre empresa.

Este texto es un buen ejemplo para incluir en las políticas gubernamentales estímulos a la innovación, los cuales incluyan medidas efectivas para garantizar la libre competencia; sin embargo, el actual principio liberal sigue en el mismo afán de favorecer la llamada economía de cuates.

* El interruptor principal. Auge y caída de los imperios de la información, Tim Wu (2016); trad. Mariana Ortega, México: FCE.

 

 

 

15diario.com